Hace 40 años el Alto Valle estaba repleto de industrias, grandes empresas que se dedicaban a la producción frutícola. Algunos factores, entre ellos las políticas que caracterizaron el inicio de la década del 90, hicieron desaparecer progresivamente a quienes habían decidido apostar por la región. Hoy, las empresas se dedican a prestar servicios y se nota un vacío muy grande en la parte industrial. Esa es la visión de José Kirby, presidente de la cooperativa que trabaja en la Planta Demostrativa Cipolletti. "La propuesta fue generar una planta piloto, un modelo", dicen los trabajadores.
"El pequeño productor perdió credibilidad en la recuperación de la industria y quedó a merced del exportador, que maneja tiempos, precios y mantiene cautivos a los trabajadores de la región. Por eso la idea de la planta", continúa Kirby. El proyecto pretendió captar a esos pequeños productores para asesorarlos, acercarles el conocimiento y permitirles otro tipo de comercialización de sus productos.
En la planta, a la vera de la Ruta 22 y a pocos metros del acceso principal de Cipolletti, el productor puede disponer de la tecnología y recibir el asesoramiento del organismos gubernamentales como el INTI , el INTA y la Unidad de Desarrollo Económico de la municipalidad.
Desde junio de este año que la Fundación Luciérnaga se hizo cargo de la Planta Demostrativa por medio del trabajo en cooperativa. Con el objetivo de mejorar la capacidad productiva se puso en marcha la elaboración de deshidratados de frutas y verduras.
"La producción frutícola tiene tres destinos: la exportación, el mercado interno o la industria como las jugueras o sidreras. Nosotros ampliamos el espectro y la fruta de menor calidad destinada a la industria la utilizamos para la elaboración de dulces. Es otra alternativa que tiene el pequeño productor", explica Kirby.
En la Planta Demostrativa se fabrican mermeladas de peras y manzanas que no llevan conservantes. El destino son los supermercados y comercios regionales. En temporada alta se procesan 1.500 kilos diarios.
Se trata de una propuesta para que los pequeños productores de escala local puedan agregar valor a través del aporte tecnológico y atender las demandas de su comunidad.
De los productores de peras y manzanas de la ciudad, el 83,1% explotan superficies de hasta 15 hectáreas, representando el 47,2% de la superficie total bajo riego del ejido de Cipolletti.
La mayoría de estos pequeños productores se encuentran con enormes dificultades a la hora de acceder a mercados de comercialización debido a la alta concentración de las cadenas comerciales y a las exigencias técnicas en la oferta de variedades, que los excluye del mercado.