En una ciudad, los árboles cumplen muchas funciones. Las más importantes de ellas son las de brindar sombra, refrescar el aire circundante, producir oxígeno, regular la humedad ambiente, disminuir ruidos, atenuar los vientos, retener el hollín y el polvo del aire.
Pero también cumplen otras funciones. Aquellas que cada persona le asigna. En la infancia, poder construir una casita, ese lugar al que sólo acceden los niños para jugar a que son grandes; en la adolescencia inscribir el nombre de "un amor que jamás se olvidará", y ya cuando la vida produjo golpes difíciles de asimilar, se plantan como recuerdo, testimonio y también gratitud.
Un recorrido atento por las plazas y bulevares de la ciudad, permite encontrarse con estas historias. Las que se cuentan desde el silencio de alguna placa ubicada en ese ejemplar al que se transfirieron dolores y alegrías.
En muchos casos, los años pasan y el recuerdo se diluye.
Se pierde en el devenir propio de las ciudades que crecen. Hasta que alguien lo rescata nuevamente y realiza un llamado de atención.
Ésta puede ser la historia del gran eucalipto ubicado en la intersección de las calles Alem y Kennedy que quizá tenga los mismos 106 años que Cipolletti.
Actualmente, rescatado casi del olvido, el municipio inició las tareas para preservar y destacar el prodigioso ejemplar.
La necesidad de cuidarlo surgió de una iniciativa de las ex docentes Ida D´Anna, Beatriz Alonso y Nelly Ginnóbili, así como de la escuela de jardinería Maipué.
En una nota publicada por este diario a las ex docentes, figura el testimonio de Felisa Caporaso de Pellettier (97) quien recuerda que cuando era niña, el árbol ya era muy grande, a la vez que recuerda que se levanta en el predio que perteneció a una rica viuda italiana, Carola Idizarri.
Allí mismo se especifica que pudo ser plantado por José Delfino, proveedor de los obreros del Ferrocarril del Sud, como un testimonio de su presencia y trabajo en la zona.
El Gran Eucalipto integrará el circuito de visitas a puntos considerados históricos de Cipolletti. Su estado es bueno y gozará de una atención que le podría asegurar, por lo menos, un siglo más de vida.