"La discapacidad sensorial, intelectual o motriz no afecta al sujeto en su totalidad. Lo que ´marca´ es, en verdad, la mirada de ´los otros´ que lo encuadran en la categoría de lo diferente no permitiendo el surgimiento o la continuidad de un ser con mayúscula.
"En 1995 nace mi hija María Victoria con síndrome de Down. Como todo padre de un niño con estas características me sentí abrumado al no nacer el hijo deseado; pero la vida me dio a mi hija con ese síndrome y me enseñó a luchar no sólo a mí sino a toda la familia, a darme cuenta que nada se consigue sin esfuerzo. Así, volqué todo mi potencial, mis ganas de trabajar en pos de la educación física, para sacar adelante a mi hija, como también a toda persona con discapacidad que solicitaba nuestro apoyo.
"Cambié el voleibol por las actividades deportivas y recreativas para personas con discapacidad, que me permitieron a lo largo de estos años recibir muchas satisfacciones y reconocimiento de la sociedad.
"Al comienzo no tenía muchos conocimientos sobre la temática pero las ganas de salir adelante me llevaron a estudiar, preguntar, consultar.
"En el 2002 participé como voluntario en un parapanamericano en Mar del Plata, donde compitieron todos los países. Fue un aprendizaje muy importante como las relaciones tejidas en el torneo.
"En el 2003 con la reestructuración de la dirección general de Deportes comenzó a funcionar la Emdic dando clases en el Estadio Municipal, Corpofrut y la pileta de Aquasol, donde veníamos trabajando hacía dos años.
"En cada alumno de la escuela yo veo a mi hija y me duelen mucho las historias que cuentan sus padres. Costó ganarse la confianza de ellos ya que venían de muchas frustraciones, el no conocer las actividades, el lugar, a los profesores, el temor a que sus hijos se golpearan (como le puede pasar a cualquiera que realiza una actividad física). Sin embargo, a medida que transcurrió el tiempo nuestro trabajo se empezó a conocer y a valorar, viajando, participando en torneos provinciales, nacionales, viajes recreativos al mar, colonias de vacaciones, campamentos y la integración con los restantes integrantes de la comunidad deportiva cipoleña.
"Estamos en un momento donde la discapacidad se está instaurando cada vez más en la sociedad, y las personas con discapacidad son valoradas por lo que hacen y no con el sentimiento de lástima.
"Sabemos que la discapacidad no es una enfermedad, aunque puede ser la secuela de la misma. Tampoco es un síntoma que al cabo de cierto tiempo va a desaparecer. Es una marca real, que va a acompañar a este niño, adolescente o adulto, a lo largo de la vida".
Lic. Víctor Hugo Aubert
Coordinador de Emdic