Les tocó un año atípico para poder celebrar con una fiesta los 25 años de la institución. Primero el paro docente y luego la pandemia de gripe A, obligaron a los maestros y directivos de la escuela 294 a priorizar los contenidos pedagógicos.
No por eso olvidaron los orígenes de un establecimiento que nació y creció junto al barrio Anai Mapu, casi al mismo ritmo.
La historia de la escuela es la historia de los vecinos. Fueron ellos quienes con su esfuerzo no sólo gestionaron su creación sino que también levantaron la primera parte del edificio.
Lo hicieron luego de que el municipio decidió trasladarlos desde la costa del río donde habían tomado terrenos, hacia la zona norte de la ciudad.
Una vez que construyeron sus viviendas, continuaron con las gestiones por una escuela para el barrio. El objetivo central era evitar que los niños estuvieran expuestos a accidentes mientras concurrían a otros establecimientos de la ciudad.
"Todavía tenemos dos porteras que, como mamás, impulsaron esto. Una de ellas viene llorando hace un mes y medio porque se tiene que jubilar y está triste de dejar ´su escuelita´", contó la directora, Patricia Maneiro.
Gladis Velásquez y Miriam Vallejos, continúan aún prestando servicios en una institución que es parte de la historia de ambas.
Ubicada en Pastor Bowlder 2377, la escuela 294 abrió sus puertas el 23 de marzo de 1984 con 172 alumnos. "Hoy tenemos más de 500 en dos turnos, 22 secciones, más de 40 docentes, seis profesores especiales, técnicos que ayudan en la tarea de computación y 10 personas de servicio entre porteros y serenos", enumeró.
Aseguró que la escuela sigue creciendo más de lo que quisieran porque "la problemática que tienen los chicos desde lo social demandaría un establecimiento de jornada extendida para darles más contención. Pero la verdad es que la infraestructura edilicia no da", reconoció.
Explicó que el objetivo de la comunidad educativa es que se haga otra escuela en el barrio y que ambas sean de jornada extendida. El año pasado mantuvieron una reunión con autoridades nacionales y provinciales para que se construya otro establecimiento.
Si bien hasta ahora no han conseguido una respuesta concreta, Maneiro se mostró esperanzada en que esto suceda en el menor lapso posible.
A pesar de las dificultades que diariamente deben enfrentar tanto desde lo edilicio como desde lo social-educativo, una recorrida por la escuela deja en evidencia el empuje que docentes, directivos y personal de servicios tienen para superarlas y sobre todo para contener a los niños que concurren, más allá del aspecto pedagógico.
"Tenemos muchos proyectos y muy interesantes. Trabajamos temas de adicciones y sexualidad; hacemos actividades donde se juntan los niños de primero a séptimo grado para lograr la interacción entre ellos; tenemos talleres de manualidades, de juego, de cuidado del medio ambiente, de huerta, cocina y si bien significan mucho trabajo, los resultados son muy gratificantes", relató Maneiro mientras la secretaria Verónica Pesan colaboraba para que no se olvidara de ninguno.
El objetivo de su compañera parecía a esa altura una quimera. Era evidente que la escuela tenía sus puertas abiertas durante todo el día no sólo para contener a los alumnos que lo necesitan sino también a otras instituciones del barrio que tengan propuestas en beneficio de los niños: la escuela de iniciación deportiva, un taller de folclore y el proyecto abriendo caminos, son sólo algunas de todas las acciones que, después del horario escolar, se llevan adelante en el establecimiento.