| Facundo (3) se sube a su corcel blanco y se prepara para la gran aventura. Un poco más adelante está Martina (5), su hermana, que se acomoda en la montura de otro caballo blanco como si se tratara de una jinete mucho más experimentada. La sonrisa se instala en los rostros de ambos hasta que la travesía termina. O mejor dicho, el carrusel se detiene. "Quiero otra vez", gritan casi al unísono los hermanos. Y frases muy similares se escuchan desde distintos sectores de la calesita. ¿Qué pibe cipoleño no intenta repetir la vuelta en el carrusel que se instaló en el Parque del Ferrocarril? Desde julio de este año familias enteras suelen hacer cola para conseguir el tan anhelado boleto que le dará pase libre a la fantasía de los más chicos. Todos los días, y sobre todo ahora que la primavera regala tardecitas más cálidas y agradables, se ven a pequeños -y no tanto-, buscando su espacio en el carrusel. Claro que no es ya el gran furor de los días de inauguración cuando no había un horario aliviado. A cada hora las filas de espera para subir se hacían eternas, en algunos casos, superaban la media cuadra. Los números registraron perfectamente este boom. En julio, y sin contar las vueltas gratuitas que dieron los chicos de los jardines de infantes, "cabalgaron" 14.000 chicos. En agosto bajó la cantidad a unos 8.000 y en septiembre, hasta el 20, llevaban vendidos 6.500 boletos. Es igual un número significativo, que muestra que la iniciativa del Rotary Club y de la municipalidad de Cipolletti, sigue siendo un gran éxito. La calesita se inauguró el 3 de julio de este año. Está ubicada en el Parque del Ferrocarril, sobre la calle Fernández Oro, entre Sarmiento y Miguel Muñoz. Tiene dos niveles y cuenta con detalles artesanales como los caballos tallados en madera, el piso de madera lustrada, los ángeles pintados en la cenefa superior y las flores en los biombos. También posee un sistema de luces y barandas asentadas sobre las estructuras metálicas. Lo más importante, es que está instalada en medio de uno de los espacios verdes de la ciudad, rodeada de pintorescos arbustos, árboles y especies florales. Y muy cerquita, en el mismo parque, hay además un sector de juegos infantiles que sirven como "vía de escape" para los padres desesperados que quieren huir de manera decorosa de los "quiero otra vez". Así se ve a más de uno. Con un poco de calesita, algo de tobogán, hamacas... y a casa. Hasta que al día siguiente o el fin de semana, todo vuelva a empezar con el "quiero otra vez". | 
