Desde marzo los niños con necesidades especiales cuentan con una opción terapéutica ligada a la naturaleza: la equinoterapia. "Éste es un emprendimiento que arrancamos por Nico, mi hijo de 7 años que tiene síndrome de Down, pero que encaramos con más amplitud para que los chicos de Cinco Saltos que tienen alguna necesidad especial tengan la posibilidad de hacer este tipo de terapia", contó su creadora Paola Villegas.
El establecimiento de equinoterapia se instaló en una chacra de los suegros de Paola, que se empezó a acondicionar para desarrollar la actividad ecuestre.
Ubicado en el kilómetro 17 de la ruta 151, al lado de la brigada rural de Cinco Saltos, el predio recibe los domingos y lunes a niños con diferentes problemáticas que pueden ser abordadas desde la equinoterapia.
Aunque es un emprendimiento privado, los lunes está reservado para los alumnos de la escuela especial 13 de esta localidad, tras un convenio con el CPE que permitió que, mientras el área de Educación pagaba las horas del profesor, el establecimiento pone a disposición los caballos, la infraestructura y habilita el lugar para que la clase para 15 chicos del establecimiento se lleve a cabo.
Paola destacó que además existe un gran aporte de la agrupación tradicionalista "San Remo", quienes colaboran desinteresadamente con el trabajo coordinado por el docente "Menduco" Araujo.
"Como son muchos los chicos, viene Ariel Martínez (de la agrupación gaucha) siempre con cuatro o cinco personas más y nos dan una mano para preparar los caballos o ir a los dos costados custodiando al animal, en primer lugar por la cantidad de nenes, y también para auxiliar en el caso de chicos que tienen algunas dificultades más severas y que requieren de un mayor cuidado", contó la emprendedora.
Pero además agregó que los fines de semana vienen a hacer equinoterapia familias de Centenario, Plottier, Cipolletti y Cordero porque, salvo en Allen o Roca, no existe otra posibilidad para los niños que busquen este tipo de rehabilitación.
A la vez, una joven, Mariana, trabaja en el lugar también dando equitación ya que, si bien el emprendimiento se inició específicamente por la falta de opciones cercanas para hacer equinoterapia, desde septiembre surgió la demanda de otros niños y adolescentes que querían tomar clases de equitación y salto.
"El trabajo con el caballo afecta a los niños en su parte emocional, porque el nene se ve muy estimulado al tener que manejar un animal tan grande; en la parte motriz, por el calor que el caballo le va transmitiendo al nene que lo conduce y mejora su motricidad; y finalmente en la estimulación en la columna vertebral porque el caballo tiene movimientos ascendentes, descendentes, laterales, adelante y atrás que han derivado en mejoras notables en el caso de chicos con parálisis; o inclusive estimula la musculatura que generalmente no usan, por ejemplo, cuando utilizan muletas para ayudarse a caminar", dijo.