Un logro muy importante este año en materia de desarrollo económico y de impulso a la producción ha sido la obtención de la denominación de origen del Chivito Criollo del Norte Neuquino. El hecho es transcendental para los crianceros de esta ciudad y de todo el norte neuquino debido a que les permitirá ofrecer la garantía de que venden un producto de calidad e incrementar el precio del mismo en comparación con otros parecidos no certificados, como así también darle valor agregado.
El intendente Carlos Lator se mostró complacido de que se haya logrado el pasado 23 de junio la Denominación de Origen del Chivito.
"De esta manera el chivito se convierte en el primer alimento argentino con protección de origen en el marco de la ley 25380 otorgada por el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación", sostuvo Lator.
Además, el jefe comunal recordó que "este producto no solamente es reconocido por su carne, sino también por la fibra llamada cachemira de gran cotización en el mercado de lanas".
"Esta distinción representa una oportunidad de agregado de valor al sistema productivo conformado por más de 1.500 familias crianceras", puntualizó.
En este orden mencionó que se "han dado pasos importantes conjuntamente con la Cámara de Comercio, Industria, Producción y Turismo de esta ciudad en el financiamiento y diseño de un futuro Parque Industrial".
Por otra parte, el jefe comunal sostuvo que "la aprobación de la denominación de origen es la etapa final de un minucioso trabajo iniciado hace más de cinco años" por el Consejo Regulador, conformado por crianceros y comercializadores de chivitos del norte neuquino, acompañados por la municipalidad de Chos Malal, instituciones provinciales y nacionales como el INTA, y legisladores provinciales y nacionales.
El chivito es el producto genuino por excelencia y en toda la zona norte desarrollan su actividad más de 1.500 familias de pequeños productores que se dedican a la crianza extensiva de caprinos.
La DO indica que un determinado producto -en este caso el chivito- es producido dentro de una región particular y especifica las características y calidad del mismo.
Pero, además, reconoce el valor de un sistema de producción y que el mismo se debe a las condiciones del lugar y a los trabajos realizados por las personas, que en este caso en particular tiene que ver con la trashumancia.
Asimismo, brinda un sello de calidad que contribuye al reconocimiento del producto y su posición en el mercado.
Quienes han tenido la oportunidad de degustar el producto han coincidido en señalar que es "apto para satisfacer los paladares más exigentes, de buen gusto y sabor".
El chivito es criado en las altas montañas del norte neuquino, donde el clima, la vegetación y el agua de las vertientes conforman un ambiente único para un sabor excepcional.