La transformación de pueblo a pequeña ciudad es la que está viviendo hoy Cervantes al cumplir 100 años de existencia, en el Alto Valle, con satisfacción y alegría.
"Hemos vuelto a estar en el mapa", afirma desafiante el intendente Gilberto Montanaro, quien asumió el máximo cargo comunal el 10 de diciembre de 2007.
"Estamos protagonizando una refundación: esto nos motiva, nos potencia y nos llena de orgullo. Tanto por nuestro presente como por nuestras futuras generaciones, que recuperarán el espíritu batallador de nuestros pioneros", acota el jefe municipal.
Nacido y criado acá, incursionó a lo largo de sus 59 años primero en la fruticultura, luego la vitivinicultura para luego dedicarse de lleno a la política, Paralelamente, y desde muy joven, intervino en casi todas las instituciones intermedias locales. "Siempre me gustó la política como posibilidad de trabajar cerca de la clase trabajadora. Como empresario ayudé al prójimo; como intendente creo y gestiono mejor calidad de vida para todos. Estábamos acostumbrados, acá, a que funcionara una fábrica de pobres para obtener votos. Todo era chatura y decadencia. Cuando tocamos fondo surgió un consenso para cambiar la historia. Y en esto estamos", cuenta Montanaro. Entusiasma con sus proyectos, especialmente con dos de índole productivo. "Nuestro fundador pensó primero en el cultivo del arroz. Luego vino el ciclo de la alfalfa. Después, la vitivinicultura hasta que optamos, finalmente, por la fruticultura. Ahora pensamos en la manzana y la pera, más la alfalfa. Así terminamos de definir nuestro perfil económico". 

Para ello ya empezó a trabajar para levantar un galpón social de empaque para el mediano y pequeño productor que tendrá servicios de empaque, frío convencional, atmósfera y un aserradero. Cubre una superficie de cuatro hectáreas a la vera de la Ruta 22. El proyecto global insume $ 22.000.000. "Ya tenemos un millón de pesos para construir el galpón de empaque e instalar una máquina clasificadora", dice Montanaro. En una segunda etapa se harán dos frigoríficos convencionales de 820 bins cada uno.

Por otro lado están próximos a construir una planta pelletizadora de alfalfa con el firme propósito de exportar pellets de alfalfa a Europa. La propuesta que implica una inversión de u$s 1.000.000 ya tiene la aprobación del INTI. "Queremos crear una sinergia productiva desde nuestra ciudad hacia Huego, Mainqué y Stefenelli también. Necesitamos 1.500 hectáreas de producción de alfalfa para producir los pellets y con esta cobertura llegaremos con éxito a la exportación", comenta.

"Se pueden hacer cosas, como se ve. Todo con dinero del municipio y gestiones en Nación. Desde el municipio somos dadores y gestores de trabajo", insiste.

En este sentido, refuerza su idea con el anuncio de la construcción de 220 viviendas. Unas 90 son realizadas por el plan Federal (que desde Nación transfieren directamente el dinero a este municipio); 75 que se levantarán con el trabajo de tres cooperativas, donde obreros desocupados harán todo el trabajo y 45 se harán en lo inmediato en Colonia Fátima, barrio del ejido de Cervantes. En este último lugar se invertirán $ 2.190.000 en cloacas. "Todo con presupuesto comunal", reitera Montanaro, con satisfacción.

En Las Angustias hará 21 mejoramientos habitacionales y unos 50 en La Defensa (aquí, junto a la ONG Un techo para mi hermano levantarán unas 20 viviendas).

"Todo lo que recaudemos de los futuros propietarios se volverá a invertir en viviendas. Este modo de actuar es el cimiento para que sigamos haciendo", subraya.

Montanaro resalta las 45 cuadras a asfaltarse ahora sumándose a las 23 ya hechas y a las 35 que se harán.

Para él, el loteo del barrio privado Moreno habla a las claras de las expectativas que su ciudad genera tanto para la inversión como para residir de modo permanente.

En una comunidad que ronda los 10.000 habitantes, el jefe comunal subraya su alianza con algunas ONG para gestionar y resolver necesidades populares. En este sentido destaca el trabajo en equipo que viene realizando desde hace años con la ONG Un techo para mi hermano, cuyas intervenciones son más que eficientes, eficaces e inclusivas a la hora de trabajar codo a codo con los vecinos para la construcción de casas familiares, dignas de ser habitadas siempre. "Con esta ONG estamos próximos a levantar una veintena de hogares más", insiste.

"Corren nuevos aires en nuestro pueblo, claro está. Lo de estas casas, por ejemplo, es un emblema más de nuestra política local actual: construir cimientos para seguir creciendo, con transparencia y sustentabilidad financiera. Es que una nueva identidad estamos liderando: la de una pequeña ciudad próspera", concluye el intendente Montanaro, a propósito de estos 100 años de la fundación de Cervantes.

La transformación de pueblo a pequeña ciudad es la que está viviendo hoy Cervantes al cumplir 100 años de existencia, en el Alto Valle, con satisfacción y alegría.

"Hemos vuelto a estar en el mapa", afirma desafiante el intendente Gilberto Montanaro, quien asumió el máximo cargo comunal el 10 de diciembre de 2007.

"Estamos protagonizando una refundación: esto nos motiva, nos potencia y nos llena de orgullo. Tanto por nuestro presente como por nuestras futuras generaciones, que recuperarán el espíritu batallador de nuestros pioneros", acota el jefe municipal.

Nacido y criado acá, incursionó a lo largo de sus 59 años primero en la fruticultura, luego la vitivinicultura para luego dedicarse de lleno a la política, Paralelamente, y desde muy joven, intervino en casi todas las instituciones intermedias locales. "Siempre me gustó la política como posibilidad de trabajar cerca de la clase trabajadora. Como empresario ayudé al prójimo; como intendente creo y gestiono mejor calidad de vida para todos. Estábamos acostumbrados, acá, a que funcionara una fábrica de pobres para obtener votos. Todo era chatura y decadencia. Cuando tocamos fondo surgió un consenso para cambiar la historia. Y en esto estamos", cuenta Montanaro. Entusiasma con sus proyectos, especialmente con dos de índole productivo. "Nuestro fundador pensó primero en el cultivo del arroz. Luego vino el ciclo de la alfalfa. Después, la vitivinicultura hasta que optamos, finalmente, por la fruticultura. Ahora pensamos en la manzana y la pera, más la alfalfa. Así terminamos de definir nuestro perfil económico".