"Rizomas" es una institución civil sin fines de lucro que tiene por objeto el desarrollo integral de niños y adolescentes y que funciona en Catriel desde hace cinco años y medio. A la cabeza están sus fundadores, Miguel Antilaf y su esposa Guacolda, quienes cuentan con la colaboración ad honórem de profesionales de salud pública.
Desde el 2004 tienen como objetivo crear espacios reflexivos sobre cuestiones sociales generando varias actividades públicas sobre esa temática con la participación -entre otros- de profesionales de la talla del fundador de la escuela de psicología social, Alfredo Moffatt, y la psicóloga social Roxana Ungo, conferencista, fundadora de "Acción por el Bien Común" (ABC), mediadora en resolución de conflictos familiares, coordinadora de grupos de autoayuda y terapista en problemáticas de adicciones.
Hoy trabajan con grupos de distintas edades. De 9 a 11 años, de 13 a 16 y grupos terapéuticos homogéneos, conformados generalmente por los padres de los grupos de menores de edad. "Hay casos de baja estima. Chicos a los que se le da todo con poca exteriorización de afecto. Pasa en algunas familias donde el papá es petrolero, está todo el día en el campo y cuando llega a la noche llega cansado y no tiene muchas ganas de charlar con los chicos. Ese vacío genera trastornos en la autoestima del chico", opinan.
Guacolda y Miguel son padres de cinco chicos de 19, 16, 14, 10 y 12 años. Pero eso no les ha impedido llevar adelante su vocación de ayudar a otros. Lo hacen con las herramientas que tienen, una fuerte formación espiritual cristiana y el título de psicología social. Ambos, además de estar al frente de "Rizomas", ofician de pastores de una iglesia evangélica muy poco convencional.
"No mezclamos las cosas. Trabajamos con grupos terapéuticos y, como nuestra formación es cristiana, sugerimos cultivar la parte espiritual bajo esa doctrina porque entendemos que es fundamental. La gente viene sabiendo que vamos a trabajar en lo social y también en lo espiritual, pero cuando introducís a Dios en la charla algunos ´reculan´. Estar bien espiritualmente hace que uno aborde los problemas con una actitud positiva que ayuda a resolver cualquier cuestión más fácilmente. Incluso hasta las enfermedades físicas tienen una salida más rápida si uno está bien espiritualmente. Pero si la gente tiene otra creencia se la respetamos y les aconsejamos ahondar en eso para que su parte espiritual se fortalezca. Eso sí, no es obligación venir a la iglesia que vamos nosotros, ya que respetar a los demás también es una muestra de amor al prójimo", apunta Miguel.
Desde el 2004 comenzaron con un programa radial trabajando fundamentalmente sobre la violencia familiar y las fobias. Más tarde, no dudaron en volcar todos sus ahorros en una actividad pública con el psicólogo Alfredo Moffatt, quien fue convocado varias veces para avanzar en distintos talleres con docentes, padres y vecinos en general.
"Por cuestiones económicas no hemos generado más cantidad de talleres, incluso intentamos establecer redes con otras instituciones cosa que aún no logramos. De todos modos los talleres que hemos puesto a disposición de la comunidad siempre contaron con numerosa concurrencia. Muchos docentes y trabajadores de la salud se interesaron y participaron en lo que nosotros denominamos ´Primeros Auxilios Psicológicos´. A la vez desarrollamos un trabajo integral con familias en nuestra sede que incluye cuerpo alma y espíritu. Entendemos que es necesario abordar estos tres aspectos porque si no es difícil encontrar soluciones que no traigan una recaída", cuenta.
"En estos grupos hemos contado con la colaboración de la jefa de salud mental del hospital local, la psicóloga Daniela Sansoto, con la hematóloga Teresa Cardona y con la obstetra Zanelli, todas del hospital de Catriel, para abordar temas tales como salud sexual, sida, adicciones. Como son temas muy delicados optamos por hablar primero con los padres y decirles lo que se va a hablar con sus hijos. Así los chicos tienen información muy buena que se convierte en una herramienta frente a la confusión y las ofertas peligrosas de la calle. Nos pasó con una nena de 11 años que participó de nuestras charlas sobre sida y salud sexual y cuando trabajaron el tema en la escuela destacaron lo que sabía".
La falta de dinero no ha podido detenerlos. Si bien no se han hecho talleres públicos se las arreglaron para formar un grupo terapéutico y trabajar con familias que sufren violencia familiar y con chicos con problemas de conducta, drogadicción y alcoholismo entre otras cuestiones.
"Hay gente que supo de nosotros a través de los talleres y se acercó porque vivía algún tipo de situación que se le iba de las manos como fobias o adicciones. Cuando se trata de chicos sólo aceptamos ayudarlos con la participación de toda la familia. Y tenemos varios logros que hablan por sí solos. Hay casos de fobias de personas que fueron superados, problemas de adicción que quedaron en la historia y fundamentalmente la formación de los más chiquitos para que crezcan sanos, que le den valor a la familia y conozcan sus derechos como niños. Una de las cosas que remarcamos es que el niño aprenda que su cuerpo le pertenece y que nadie tiene por qué tocarlo ni hacer nada con él".