La lectura fue desde el antaño una característica de numerosos vecinos residentes en esta ciudad razón por la cual Bariloche siempre contó con buenas librerías. La más decana es la Casa Raúl, que el 5 de octubre del año pasado festejó medio siglo en la calle principal. Dos meses más tarde, el 8 de diciembre del 2009, abrió sus puertas la primera sucursal de Librería Cultura, con 28 años de trayectoria en la ciudad.
El nuevo local de Cultura se ubica en la esquina de la avenida San Martín y Libertad y tiene un magnífico diseño, apropiado para una librería de vanguardia. Sus propietarios, Roberto y Delia Cottet, se muestran orgullosos con el emprendimiento, que entre otras comodidades permite que una persona con sillas de ruedas pueda recorrerlo íntegramente. También tiene tres mesas para lectura y un espacio destinado a los niños y jóvenes, debajo de un árbol artificial, una verdadera obra de arte del artista Pablo Bernasconi.
Los Cottet acordaron el diseño del amplio local con Carolina Vega Olmos, Jimena Luque y Adrián Candelmi. Todos los muebles están hechos a medida, hay una escalera corrediza para acceder a los estantes altos y varias bibliotecas centrales son móviles, con ruedas, por lo cual el salón se puede usar para la presentación de publicaciones.
La inversión fue importante pero sus propietarios sostienen que valió la pena. "Dos personas en sillas de ruedas me agradecieron emocionadas haber podido recorrer por primera vez una librería completa; eso justificó nuestro esfuerzo y trabajo para abrir la sucursal", explicó Roberto.
Lejano aparece aquel 24 de diciembre de 1982, cuando ambos abrieron su primer local, en la calle Elflein al 78. El ya estaba dedicado a la venta de libros desde el año 1969, en la modalidad de viajante, visitando a comercios y personas en forma personal. En 1978 se radicaron en Bariloche y con el correr de los años ocuparon los dos locales contiguos a la librería de Elflein, donde actualmente atienden de lunes a sábado.
No obstante, les faltaba lugar y sobre todo comodidad para que el lector pueda recorrer las estanterías y también sentarse a leer un libro. "Surgió esta posibilidad y acordamos con sus propietarios, la familia Sisa, también de Bariloche", explicaron. También apuestan al crecimiento de la ciudad y a su interés por la lectura. "Bariloche tiene vecinos que les gusta leer, sobre variados temas. También el turismo es proclive a comprar libros, sobre todo vinculados a la geografía e historia de cada lugar", indicaron.
Entre las dos librerías trabajan una decena de empleados y también la hija de los Cottet, Cintia Lucila. "Siempre fue una empresa familiar", explicó Delia.
En materia de precios, Roberto evaluó que a lo largo de los últimos años han aumentado según la inflación. "En general los precios son estables en el tiempo", dijo.
El local tiene una sección infantil, el sector general en el ingreso al local, apartados con libros técnicos y científicos, espirituales y patagónicos. También hay libros de texto (escolar y terciarios) y varios libros extranjeros, en particular en inglés y francés.
Roberto explicó que siempre hubo interesantes publicaciones de autores locales. Algunas de ellas de gran calidad editorial y también científica, como puede ser el trabajo de Javier Pontieri, Daniel Barthelemy y Cecilia Brión, investigadores de la Universidad Nacional del Comahue, sobre plantas de la Patagonia. La publicación, con descriptivos textos en castellano e inglés y magníficas fotografías fue premiado a nivel nacional.
Otras publicaciones destacadas son el libro del arquitecto Miguel Hanono, "Secretos del Fuego", donde explica en detalle y con tablas numéricas como construir hogares, chimeneas y parrillas en una construcción, también con excelentes fotografías en color.
Dijo que también se venden muy bien los libros del periodista Abel Basti, que trata en forma novelada historias de Adolfo Hitler, quien según asegura el autor estuvo refugiado en Bariloche y la Argentina.
A nivel general, actualmente se venden satisfactoriamente los libros de la serie Millennium, del sueco Atieg Larsson, también "El símbolo perdido", de Dan Brown y los libros argentinos vinculados con el bicentenario, de Felipe Pigna, Daniel Balmaceda y otros escritores.
Los Cottet siempre se preocuparon en colaborar con la cultura de la comunidad. Roberto reiteró la necesidad que desde la escuela se incentive la lectura, pues de lo contrario los niños se pegan al televisor o a internet. También ponderó el trabajo de las bibliotecas públicas. "Cada tanto, dentro de nuestras posibilidades, intentamos apoyarlas, con donaciones de libros", dijo.