Es poco probable que los pobladores que fundaron Bariloche hace 108 años hayan imaginado la dirección que ha tomado esta ciudad con respecto al desarrollo de la ciencia y la tecnología. Hoy, además de ser un centro turístico y comercial, Bariloche se ha transformado en un polo que reúne, entre otros profesionales, a físicos, ingenieros, biólogos, historiadores, arqueólogos, antropólogos, economistas y hasta geólogos. Y todo indicaría que la comunidad de investigadores que se dedica a producir conocimiento y a aplicarlo mediante tecnologías, continúa creciendo.

El motor de la investigación está, por ejemplo, en las sedes de centros de investigación y tecnología del sector público que hay en Bariloche. Algunas tienen más antigüedad y otras han desembarcado en la ciudad más recientemente, pero comparten el denominador común de impulsar la investigación y la innovación.

Entre estas instituciones, están el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el Centro Atómico Bariloche de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), la Fundación Bariloche y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). También está presente mediante financiación, el apoyo del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).

Además, en los últimos años ha aumentado la oferta de carreras científicas y tecnológicas en instituciones como la Universidad Nacional del Comahue (UNC), el Instituto Balseiro (IB), la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) y la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN). A eso se le suma la presencia de empresas estatales especializadas en proyectos tecnológicos, como la compañía rionegrina INVAP y Altec y varias privadas.

Uno de los pasos que contribuyeron a armar el polo científico-tecnológico que es hoy Bariloche, fue la creación en 1955 del Instituto de Física (que luego pasó a llamarse Instituto Balseiro) mediante a un convenio entre la CNEA y la Universidad Nacional de Cuyo. A partir de entonces comenzaron a llegar estudiantes con el objetivo de formarse en ese campo y al mismo tiempo rodearse del paisaje típico de montañas, lagos y ríos. La primera promoción de físicos formados en esta ciudad egresó en 1958. Y en 1977 fue incorporada la carrera de ingeniería nuclear. En la actualidad, en el IB ofrece la carrera de ingeniería mecánica y diversos pos grados.

Muchos de los estudiantes y docentes que llegaron a Bariloche desde diferentes ciudades, como Formosa, Córdoba y Buenos Aires, decidieron quedarse y formar sus familias aquí. "Vine a vivir a Bariloche en 1986 para estudiar licenciatura en física. Tenía 21 años. Y soy docente desde 1999, después de tres años de realizar posdoctorados en Europa. En los últimos 25 años, Bariloche creció mucho demográficamente. Y para el futuro imagino que habrá un crecimiento mayor", contó el doctor en física Guillermo Abramson, investigador del Conicet y docente del IB.

Abramson, que investiga sistemas complejos en el grupo de Física Estadística e Interdisciplinaria del Centro Atómico, es también un astrónomo aficionado que ha impulsado la organización de charlas y observaciones del cielo para toda la comunidad desde el IB. "El propio Instituto Balseiro y el Centro Atómico han crecido mucho en gente y en variedad de trabajo en los últimos tiempos. Hay también muchas más empresas y negocios de ciencia y tecnología que en los ochentas", observó el físico.

HECHO EN BARILOCHE

"Noto que hay bastantes investigadores jóvenes en Bariloche. En particular, se nota una mayor presencia de investigadores que realizaron sus carreras de grado acá, como biólogos, físicos e ingenieros", explicó la doctora en geología Florencia Bechis, becaria posdoctoral del Conicet en el Instituto de Investigaciones en Diversidad Cultural y Procesos de Cambio (IIDyPCA), de la Universidad Nacional de Río Negro.

Bechis es una joven científica barilochense que egresó de la Universidad de Buenos Aires y ahora se dedica a estudiar la deformación que dio lugar al levantamiento de la Cordillera de los Andes en el sector cercano a Bariloche. Destacó que si bien los primeros estudios geológicos que se realizaron en esta zona datan de principios del siglo pasado, y que se ha avanzado mucho desde esa época, aún quedan varios desafíos en ese terreno. Asimismo, allí en el IIDyPCA se están desarrollando otras iniciativas, investigaciones sobre los pueblos originarios desde un abordaje de múltiples disciplinas, entre ellas, la antropología, la historia y la lingüística.

El lado tecnológico de la ciudad tampoco se queda atrás con respecto a generar proyectos innovadores. La empresa Invap, que fue creada en 1976 por un convenio entre el gobierno de la provincia de Río Negro y la CNEA y que recientemente estrenó su nueva sede en la entrada de Bariloche, tiene varios proyectos en marcha. Por ejemplo, es la principal contratista por la construcción del satélite argentino "SAC-D/Aquarius", que se está terminando de construir en esta ciudad y se lanzará a fines del 2010 desde los Estados Unidos.

Lo cierto es que más allá de estos grandes avances que la comunidad científica de Bariloche ha logrado desde la creación de esta ciudad, todavía quedan varios desafíos pendientes. Por ejemplo, si bien cada vez parece "respirarse" más ciencia y tecnología, todavía muchos habitantes reconocen que no saben qué investigan los científicos locales.

Quizá, si los científicos comenzaran a compartir en mayor medida su trabajo con la comunidad, los ciudadanos del presente puedan avizorar como será Bariloche en el campo de la ciencia y la tecnología en unos 108 años más.