El pasado sábado 25 de abril la Asociación Argentina de Guías de Montaña (AAGM) festejó sus primeros veinticinco años de vida institucional, con un gran asado en la zona de Villa Los Coihues. Asistieron más de un centenar de personas, en su mayoría miembros de la asociación, veteranos montañeses y representantes de instituciones vinculadas. También concurrieron las autoridades de la Administración de Parques Nacionales (APN) institución con la cual la AAGM dicta los cursos de capacitación para guías hace 20 años.

La profesión de guía de montaña es una de las más antiguas en la región y comenzó en los inicios de 1900, con las primeras exploraciones. Pero recién el 30 de abril de 1984 se creó la AAGM, la primera asociación profesional de montaña en Sudamérica.

Nicolás de la Cruz, quien preside a la AAGM, recordó: "La asociación se formó con el advenimiento de las excursiones hacia la montaña. A partir de la década del ochenta comenzó a difundirse el trekking y numerosos turistas extranjeros requerían guías para sus excursiones". Dijo que hacia fines de 1983 se reunió un grupo de guías de montaña y decidió fundar la AAGM, con el objetivo de proteger, mejorar y controlar los intereses de las personas que desempeñan la profesión en Argentina. "En los estatutos quedó claro que se creaba una entidad profesional, que podría tener un rol gremial, pero que no haría actividades comerciales, las cuales quedaron a cargo de los guías, los operadores y agentes de viajes. Esto se mantuvo a lo largo de los años y es un principio fundacional", sostuvo.

La AAGM obtuvo su personería jurídica en 1985 y rápidamente abrió delegaciones en los principales destinos de montaña del país. La primera fue la delegación Mendoza y le siguieron la de Neuquén (con sede en San Martín de los Andes), Paralelo 42 (con sede en El Bolsón), Esquel, El Calafate, El Chaltén y Ushuaia. También se creó una delegación en las Sierras de Córdoba.

En estos 25 años de vida la AAGM dictó 26 cursos nacionales para guías de trekking en cordillera, de los cuales egresaron 232 profesionales. La mayoría se asoció a la institución, que actualmente orilla los 300 asociados.

De la Cruz recordó que la profesión del guía de montaña nació en los Alpes, junto al deporte, que internacionalmente se denomina alpinismo. "En nuestra cordillera solemos utilizar la palabra andinismo, pero en el mundo la actividad se llama por el lugar de sus orígenes. En Europa la primera sociedad de guías fue fundada en Chamonix (Francia) en 1821. En aquel entonces el diploma se obtenía por currículum y no hacía falta aprobar ningún curso de idoneidad. No obstante, a raíz de las protestas que se originaron por la poca confianza que inspiraban algunos guías "autotitulados", en 1892 en Francia se reglamentó la profesión. La medida se extendió a Suiza, Italia e Austria. Estos reglamentos se adaptaron a otros lugares del mundo, y se basan tanto en la protección del guía como del cliente, fijando derechos y obligaciones recíprocas. Fueron redactados en su mayoría por los propios guías de montaña y están concebidos con el deseo de que el alpinismo crezca y esté al alcance de más gente.

En Argentina, y más precisamente en la zona del Parque Nacional Nahuel Huapi (PNNH), es donde la profesión de guía de montaña encuentra sus primeros antecedentes. Fue ella una de las primeras profesiones de la región, la cual realizaron pobladores de la zona, denominados "baquianos". Entre 1910 y 1930 acompañaron a los pioneros, exploradores y excursionistas en sus aventuras por parajes cordilleranos, de la misma manera que los pastores y cazadores alpinos guiaron un siglo antes a los visitantes de los Alpes. De modo análogo a lo sucedido en Europa, las técnicas y las exigencias del montañismo cordillerano también fueron cambiando.

"Un baquiano no estaba capacitado para llevar personas a escalar ni caminar por los glaciares, por lo cual, se crearon los guías de alta montaña", explicó De la Cruz. Estas dos categorías fueron reconocidas por Parques Nacionales, cuyo directorio aprobó el 7 de setiembre de 1939 el primer reglamento de guías de Argentina (y también de Sudamérica). Fueron años en los que se otorgaron las primeras credenciales de guías de alta montaña, que lucieron reconocidos montañeses como Otto Meiling y Pedro Strukelj y posteriormente Dinko Bertoncelj, Carlos Sonntag, Anselmo Weber y muchos otros.

Categoría internacional

A partir de 1992 la AAGM se vinculó con la Unión Internacional de Asociaciones de Guías de Montaña (UIAGM) y entre 2002 y 2003 asistieron al curso internacional que se dictó en Italia. Allí se formó el primer plantel de instructores argentinos, que bajo la fiscalización de la unión internacional dictó el I Curso UIAGM Argentino. Egresaron así los primeros 17 guías de alta montaña argentinos con certificación internacional. El segundo curso culminó en el 2008, con cinco egresados. EL tercero se iniciará en setiembre del 2009.

Ramiro Calvo, director de los primeros dos cursos UIAGM, explicó que tienen un programa de casi tres años, divididos en diez módulos, con técnicas de escalada en roca e hielo, esquí de montaña, y técnicas de guiada en alta montaña. Calvo dijo que los cursos lograron un muy buen nivel, lo cual fue reconocido por la UIAGM. "En la Cordillera de los Andes tenemos todo tipo de terreno y también altitud, lo cual hace que nuestros cursos sean muy completos", explicó. Los cursos que se dictan en Perú y Bolivia no incluyen esquí y los de Europa no tienen altitud.

Ecuador, Perú, Chile, Bolivia y Argentina crearon en 2005 la Unión Sudamericana de Guías de Montaña (USAGM). La presidencia es rotativa entre las asociaciones miembros, que tienen entre otros objetivos homogeneizar la profesión.

La profesión del guía de montaña es considerada de riesgo cuando tiene lugar en terreno de alta montaña. "El terreno de alta montaña es una definición técnica, tiene que ver con la dificultad. Puede darse en Tierra del Fuego, a 300 metros de altura, o en Mendoza, a 6.000", explicó De la Cruz.

En la guiada, dos o más personas acuerdan realizar una actividad de montaña (ascenso, escalada, travesía u otras) bajo ciertas condiciones especiales. Por consiguiente algunos de los integrantes del grupo (clientes, guiados) pagan a otro u otros, un precio. Por ello el guía (utilizando su experiencia, conocimientos y profesionalidad) se obliga a conducir la actividad proyectada a buen término.

El servicio de guiada se desarrolla en zona de montaña, que por múltiples razones es un ambiente riesgoso, lo cual debe ser informado a los clientes al detalle. Muchas veces el servicio de guiada consiste en una actividad claramente riesgosa en si misma, como es la escalada o el esquí fuera de pista. Aunque puedan y deban preverse los inconvenientes e incidentes que pueden ocurrir, muchas veces existen serías limitaciones para resolverlos.

De la Cruz explicó que "el guía y su cliente se encuentran unidos por un contrato bilateral (las partes se obligan recíprocamente, una hacia otra)". Aseguró que las asociaciones de guías tienen reglamentos claros sobre esta relación, también Parques Nacionales tiene reglamentos que deben respetarse y el Código Civil define este tema cuando explica que la locación de servicios.

Recordó que en la montaña el riesgo nunca es nulo y que los accidentes son frecuentes y se incrementarán, a medida que aumentan las personas que van a la montaña. "Esto es similar a lo que sucede en el tránsito automotor y otras actividades", explicó.