Julio Kopprio es nieto de uno de los primeros pobladores de Allen. Hace 44 años que junto a su padre y a su hermano fundaron la empresa de transporte interurbano más importante de la región, que hoy recorre una distancia de 25.000 km diarios.
Mientras cumplía con el servicio militar, recuerda Julio, soñaba con comprar un camión. Por esos días apareció una oportunidad y Guillermo, su padre, lo convenció de adquirir un Ford 41. Pero para llevar personas. "Papá decía que un camión era complicado y argumentaba con lucidez: el colectivo se carga y descarga solo. Suben y te pagan, no es necesario fiar y es más fácil de mantener", recuerda Julio.
"Le compramos el Ford a mi tío Jorge Kopprio. El se dedicaba a hacer transporte urbano en Allen. Su colectivo se llamaba Ko-Ko, por Kopprio- Kovalow (apellido de su esposa). Tenían una sociedad de 4 personas y el negocio no daba para tantos. Entonces nos vendieron el colectivo. Hicimos una sociedad con mi papá: 50% cada uno y conservamos el nombre por Ko-Ko, por Kopprio- Kopprio.
Comenzaron a transportar vecinos. Empezaron en Allen. Llevaban gente a los bailes, a las peñas, a los clubes. Poco después los llamó Remo Santarelli de Fernández Oro y les planteó la necesidad de hacer un transporte para llevar estudiantes al Colegio Don Bosco y Manuel Belgrano en Cipolletti. Aceptaron dar el servicio. Vieron al intendente Julio Salto de Cipolletti. "Salto le preguntó a papá: ´¿Cuándo querés empezar el servicio, Gaucho?´. Papá le dijo ´ya´. Por su parte, el Negro Ramasco -entonces intendente de Allen- nos autorizó tener la base en Allen y nos largamos. Unimos Allen-Fernández Oro-Cipolletti. Inauguramos el servicio el 25 de mayo de 1966, hace 44 años".
Pero Guillermo no quería tener el servicio parado luego de dejar los chicos en la escuela y ofreció unir estas localidades cada dos horas, por caminos de tierra y por chacras. "Hacíamos todo nosotros, desde desarmar un motor a cambiar neumáticos. Yo manejé una unidad durante 15 años -recuerda Julio-. Había una necesidad tremenda de transporte. Nos fue muy bien e incorporamos tramos hasta unir todas las localidades del Valle. Salió una licitación durante el gobierno de Requeijo y agregamos un transporte a Roca y Regina por chacras y luego por Ruta 22".
Padre e hijo fueron los primeros choferes. A medida que compraban unidades incorporaban personal y en 10 años la empresa ya había dado sus trazos definitivos. La empresa tiene hoy 250 empleados con un básico de 3.700 pesos, más 700 pesos no remunerativos, cerca de un millón de pesos en salarios por mes.
En los 90, la empresa adquirió los colectivos que se largaron al mercado con el nombre "Ómnibus argentino 101", con suspensión neumática, caja automática y motor atrás. "Para tomar el tramo interprovincial Neuquén- Regina teníamos que tener estas unidades modernas. Compramos 25 colectivos a un precio de 100.000 dólares cada uno. O nos agrandábamos o nos teníamos que achicar. Y otra vez invertimos en Allen y la región".
Ocurrió también que se desreguló el servicio y tras conformar una unión transitoria de empresas (UTE) llegaron hasta Córdoba, Paraná y Capital Federal. "El sueño de cualquier transportista es llegar a Retiro -afirma-. Después nos quedamos sólo con este tramo, desde el Valle a Buenos Aires y ganamos la licitación para unir Bariloche con San Martín de los Andes. Hoy tenemos 100 coches y unos 250 empleados. Empezamos como una empresa familiar y tras 40 años seguimos juntos. Mantuvimos la sociedad con mi padre hasta su muerte, luego su parte se dividió entre mi madre y mis hermanos, quienes colaboraron con el emprendimiento siempre".
"Y fuimos fieles a nuestra localidad. Seguimos en Allen, el lugar que vieron nacer mis abuelos, en el que nacieron mis padres, nosotros y nuestros hijos. Hoy nuestra cabecera debería ser Neuquén, allí compramos todos los repuestos, pero decidimos quedarnos acá, a pesar de las desventajas que nos trae. Los colectivos que vienen de Buenos Aires pagan 4 peajes para pasar por el taller en Allen. Pero somos empresarios locales, gente de trabajo y queremos a nuestra localidad".
La empresa es exitosa porque pudo atravesar las tempestades. Nació sin crédito, creció a pulmón y pese a ello, en 2001-2002, estuvo en crisis. "Pensamos que caíamos, no podíamos pagar a nuestros empleamos con lo que recaudamos. Hasta resignamos un aguinaldo, que con los años les devolvimos. Gracias a ellos y a que la Argentina emergió de un abismo, salimos adelante, seguimos creciendo y pudimos modernizar la flota. Ko-Ko tiene que renovar su parque móvil cada 3 años, tiene que renovar su flota constantemente, ahora justificado por la utilización de nuevos combustibles. Y seguimos adelante, trabajando para dar cada día un mejor servicio".
Para celebrar el Centenario de su localidad, Julio decidió restaurar el primer colectivo que usó su familia para transportar vecinos de Allen a Cipolletti. Un Ford 41. (S. Y.)