Hasta hace unos meses fue presidente del INTA Alto Valle. Cumple 59 años pronto y desde siempre está vinculado a la chacra. Suele contar que aprendió de su abuelo y del INTA. Productor apasionado, actualmente trabaja 60 hectáreas y hace un balance de la fruticultura.
"Ha habido cambios importantes en la fruticultura desde la generación de mis padres a la mía dice. Cambios importantes en el campo tecnológico de la producción, cambios en los hábitos de consumo. Los cambios tecnológicos fueron para bien pero a mi gusto faltó más apoyo a todo esto, fijate que es muy poco lo que se reconvirtió en el Alto Valle. Hoy tendríamos que estar iniciando una tercera reconversión desde la década del 60 y en general todavía estamos terminando la primera. En medio hay un montón de cosas, las crisis sectoriales, las crisis del país, las crisis internacionales. En zonas del mundo que arrancaron después que nosotros, como Brasil, Uruguay y Chile, hicieron cambios más rápidos, avanzaron más rápido y se organizaron mejor. Arrancaron de cero y nosotros veníamos con los vicios anteriores".
Considera que hay resistencia a los cambios en nuestros productores y que en medio de las crisis no se puede reconvertir tan rápido. "Si comparamos con Europa, vemos que los sistemas de cosechas que ellos poseen son superiores. Nosotros seguimos haciéndolo como lo hacíamos en los 40. Somos primitivos en esto. En Italia no se usan escaleras hace años, usan plataformas donde cosechan y embalan in situ. Normalmente es trabajo que hacen mujeres que vienen del este europeo. Y mejoraron notablemente la cosecha, el momento crítico, donde cosechás tu fruta, para tratarla como corresponde para que viajen en las mejores condiciones posibles hacia su mercado de destino, que generalmente es de unos 18.000 kilómetros. En Europa podés comprar tractores, pulverizadoras con créditos a pagar en cinco años a un 2% de interés anual. Tenemos un sistema financiero muy perverso, ni siquiera nos subvencionan el gasoil".
Opina que el sector posee tecnología que aportan organismos del Estado como INTA, Senasa, Funbapa y la Secretaría de Fruticultura, pero que faltan créditos para el sector. Créditos que permitan crecer, reconvertir, mejorar: "No salvavidas de plomo como los que dieron al sector. El Estado tiene que acompañar al productor con políticas sanas. Estas situaciones de mercado que se dan hoy requieren de fuerte apoyo del Estado, de políticas agresivas para posicionarnos mejor. Cuando empecé en la actividad éramos los reyes de la fruticultura; hoy tenemos un papel secundario. Cuando aparecieron competidores fuertes, nos desplazaron. Nos dormimos. Nos quedamos y hoy tenemos que hacer un cambio cultural para proyectarnos a futuro, para ponernos en igualdad de condiciones con los países competidores".
-Hay problemas crónicos del sector. ¿Por dónde empezar a transformar?
-Miremos las cosas hacia adentro. Tenemos costos internos muy altos. Los costos de producción oscilan de acuerdo a los kilos que saques por hectárea entre 18 y 20 centavos de dólar, haciendo lo que tenés que hacer para tener una fruta óptima. Y a eso hay que sumarle en el momento de cosecha entre 17 y 18 centavos de peso por kilo de manzana. Y eso está contemplado en los 8 centavos que te cuesta bajar el kilo y los adicionales que son 34 pesos más por día, más los aportes, una fortuna, más tractores y tractoristas. En esto nadie te ayuda. Después tengo el costo del combustible, el costo de la energía; costos que van a toda la cadena, al empaque, al frío. Luego el costo del flete. Esto es lo primero que deberíamos mirar, hacer un análisis en materia de costos con el gobierno de turno; no puede ser que sea más barato comprar una camioneta que un tractor; una máquina de curar sale lo mismo que un autito para ir a dar la vuelta del perro. Después pensar en cómo está la infraestructura de trabajo, si tenés buenas herramientas tu calidad va a ser mejor. Los insumos agropecuarios que usás para fertilización y sanidad también tienen un componente importantísimo en esto. No se puede ajustar en esta materia. El tema de la comercialización es otro punto, se trasladan los impuestos internos y se te disparan los costos. La gente se olvida de la carga impositiva que tenemos. Eso hay que contemplarlo y analizarlo. No es sólo cuestión de arreglar con un subsidio. Mi gran porción del trabajo se va en impuestos. Gran parte del día me la paso pensando qué puedo ahorrar para disminuir costos. Y la verdad es que la mayoría del tiempo alcanza para mantener lo que tenés; salvo años excepcionales que te queda un resto para reconvertir, para mejorar infraestructura. Pero lo normal es estar en una meseta, bancando lo que tenés, haciendo equilibrio para no caer del sistema, decidiendo si querés seguir en esto o no, porque es difícil?
-¿Qué pasa con la calidad de la producción? ¿Por qué el Valle tiene tanto descarte?
-No hay que engañarse con eso. Yo me considero un productor eficiente pero a veces a mí me conviene más vender a industria. Yo vendo la Granny Smith a industria porque me la pagan al contado y con eso pago sueldos. Es mi motorcito financiero, la Granny me permite a mi tener cash, una torta de plata que me permite pagar los sueldos de la cosecha. Yo tengo Granny para tener un ciclo productivo que empieza con Williams y termina con Granny pero hay un momento que la Granny es muy codiciada por la industria. Yo me quedo con la Premium, la campeona y el resto la mando a industria porque la cobro a los 14 días, mientras que el camino de la comercialización es un plan de pago. El año pasado no estuvo esa plata y fue un drama. Así que si vendo a industria no es porque sea mal productor, sino porque me financia el ciclo, la vendí a 70 centavos el kilo. Acá hay dos jugueras, y pese a esta situación, me conviene venderla a ese precio. Si yo tengo buen precio de industria, saco fruta del mercado interno y la mando a industria. No hay que desmerecer a la fruta de industria.
El Estado tiene que trabajar en abrir y defender mercados, en alertas, situaciones que suceden en países productores de contraestación, te tiene que informar para que vos sepas cómo viene tu temporada. El Estado tiene que estar difundiendo y buscando. La Secretaría de Fruticultura tendría que estar viajando por el mundo, en los encuentros claves del año; lo mismo el INTA. Pero parece que la información no circula, que queda en el sector privado; seguramente porque le conviene. Tenés que sentarte en la mesa de los productores de pepita del mundo. Los cambios en el consumo los tenés ahí, en estos seminarios, ferias; qué variedades se venden, cómo se produce, cómo se riega. Tenés que tener un grupo de gente pensando, planificando, que se muevan en el mundo, como hacen los israelíes en el medio del desierto.
-Si ésas son las dificultades, ¿cuáles son las fortalezas?
-Tenemos un clima excepcional para hacer este tipo de fruta, usamos muy pocos remedios por nuestro clima, tenemos que aprovechar antes que el mundo produzca nuevos cambios climáticos, por ahora estamos bendecidos por la naturaleza y tenemos que aprovechar esta situación. Este es el mejor momento
-¿Qué necesitamos a futuro?
-Más escuelas agrotécnicas, mejorar el nivel de educación. Acá en Allen tenemos escuela agrotécnica y no salen los chicos al campo porque no tienen chacra para hacer sus experiencias y sus aprendizajes. Si tengo que hacer una autocrítica, uno necesita por lo menos hacer dos cursos de capacitación por año en el país o en el exterior. Las escuelas, la facultad de Agronomía tienen que becar chicos para que vean qué está haciendo el mundo. Las escuelas agrotécnicas tienen que hacer alianzas con el INTA, el Senasa, Funbapa y la Secretaría de Agricultura. Juntos tienen la capacidad suficiente como para formar profesionales intermedios para la fruticultura. Mi sueño siempre fue tener una Estación Experimental del INTA como referente de la fruticultura y una Universidad de Agronomía para sacar futuros profesionales. Como sociedad no hemos exigido ni dado lo suficiente como para tener la mejor universidad de Agronomía especializada en Fruticultura. Fijate que el INTA tuvo que hacer una alianza con la Universidad de Bolonia. Hay becas disponibles para ir a Italia y nadie las aprovecha. ¿Las empresas no podrían ayudar a pagar el pasaje a los mejores alumnos de nuestra facultad?
-Hay un viejo reproche que se le hace al INTA de no estar a la vanguardia de desarrollo de variedades. Si bien aportó distintos proyectos para llevar conocimiento a productores, los países vecinos patentan y nosotros no.
-En el mundo la empresa privada apoya a sus estaciones experimentales, a sus universidades, acá no. INTA siempre tuvo un presupuesto acotado para ese tipo de desarrollo. Hay contactos, pero no hay dinero. El programa de madurez lo bancó solamente el INTA. En todo el mundo el sector privado aporta para investigación, porque a la larga será el beneficiado por ese desarrollo. En seis años, con el gobierno de Kirchner, el presupuesto del INTA pasó de 100.000 pesos a mil millones, con ese dinero tuvimos que reequipar todo el INTA, habíamos quedado atrasadísimos. Hacer una variedad nueva puede llevar 20 años y durante esos años tenés que tener flujos constantes de dinero, política clara, estabilidad de la institución. Pero en el gobierno hay contradicciones, por una parte subieron el presupuesto a lo loco y por otra te matan con los impuestos cuando querés producir.