A la edad en que la mayoría inicia el noviazgo que lo llevará al casamiento o cuando con el título bajo el brazo muchos chicos comienzan a poner en práctica lo que les dio la universidad, David Bravo optó por gobernar al pueblo que lo vio nacer y se convirtió en el intendente más joven del país con sus 25 años.
Se dio el lujo de derrotar en las urnas a las dos fuerzas que durante décadas polarizaron las elecciones en esta localidad: el PJ y la UCR. "Estoy orgulloso de ser el intendente del centenario y agradezco la colaboración de todos los sectores de la municipalidad. Vamos a transformar este pueblo. Contamos con un muy buen equipo de trabajo. Y hablo en plural porque tenemos una gran afinidad con nuestro viceintendente Nicanor Romero, con quien hacemos una buena dupla, dedicándole todo nuestro tiempo a este proyecto", comenta.
De la nada construyó un partido político vecinal y entusiasmó a un grupo de gente sin experiencia política a sumarse al proyecto. Era exactamente una utopía. Pero un puñado de personas se animó y los sueños fueron realidad.
"Yo hablaba con los otros candidatos y sentía que nos ´sobraban´. Nos decían ´vas a llegar´ y uno les leía esa sonrisita burlona. Pero lo logramos. El primer día nos metimos en mi despacho, nos miramos y dije: ´¿Y ahora qué hacemos?´
Empezaba el proceso administrativo y venían los cheques para firmar. En mi vida había firmado tantos. Pero uno empieza a aprender -y mucho- de la gente que lleva años en el municipio, los empleados de todas las categorías.
"Otra cosa que viví intensamente fue la obra del asfalto. A un ciudadano común como era yo hasta pocos meses antes, no le termina de entrar en la cabeza que se pueda lanzar una obra de 20 millones de pesos con recursos propios. Después uno se acostumbra", cuenta Bravo.
"Yo sabía que nos iban a intentar por todos los medios impedir que gobernara. La prueba fue que a 6 días de haber asumido intentaron tomar el municipio", afirma. La relación con la oposición no ha sido la mejor. Hubo innumerables cruces y los desencuentros subieron de tono, a punto tal que hoy cinco de los ocho concejales se niegan a sesionar: exigen una auditoría externa que el oficialismo acepta hacer sólo con un llamado a licitación o a través de la Universidad de La Pampa. La oposición quiere que el peritaje sea hecho por un estudio de Santa Rosa.
Hace casi cinco años atrás, cuando David Bravo aprobó su último final en la facultad, este cronista le hizo su primera nota para este mismo diario. Era toda una novedad: un chico que se había ganado la vida como vendedor de diarios, lograba en tiempo récord recibirse de abogado. Apenas iniciada la charla, dijo: "Yo quiero ser el gobernador de mi provincia". Tres años más tarde se convirtió en el intendente más joven del país, a punto tal que deambuló por los pasillos de los canales de televisión de mayor llegada del país. Nadie podía creer que fuera de las estructuras partidarias tradicionales alguien pudiera acceder al gobierno de un pueblo.
Sus vecinos siguen teniendo la libertad de no creerle. Pero eso parece no importarle a este hombre que con sólo 27 años maneja un presupuesto de alrededor de 25 millones de pesos anuales. Ahora, como cuando empezó esta historia, sigue sin responder a los parámetros del sentido común. "Este centenario es especial. Lo que hasta hace poco nadie creía ya está empezando a verse. Ya asfaltamos la primer calle, y se han hecho kilómetros de cordón cuneta. Lo que hasta ahora fue un pueblo, se está transformando en una ciudad. Los que sigan sin creerlo, en poco tiempo más van a tener que salir con los ojos vendados para poder seguir negándolo".
Dice que en pocos meses más 25 de Mayo habrá cambiado, a pesar de que si hoy llueve, andar por las calles es un problema y que hace apenas un año y medio había casas a las que no llegaba el agua, que las plazas casi no tenían luz, o que la zona urbana jugaba a la escondida con los yuyos.
David -el "Sapito" para los amigos- fue canillita desde los 7 años y hasta los 17 cuando terminó la secundaria. David es hijo de padres chacareros y el tercero de seis hermanos, que como todos los trabajadores agrícolas de este país saben de necesidades insatisfechas.
"Ya iniciamos las obras para asfaltar 15 km de calle, vamos a hacer 17 km de vereda y vamos a solucionar el problema del agua. Estamos haciendo una obra que saca agua del río por filtración y con mucho menos sedimento. Desde allí bombearemos agua a la cisterna de la que se sustenta la copa que la distribuye a todo el pueblo. Es que ahora, el agua viene sólo desde el malecón y la cisterna alrededor de las 6 de la tarde queda vacía y no hay agua para la copa. Con esto que estamos haciendo ahora se va a mantener el nivel de agua permanente en la cisterna y con ello se termina el problema histórico de 25 de Mayo", asegura.
A más largo plazo cree que los trabajadores municipales van a tener un sueldo digno: "No pueden vivir con lo que están ganando y estamos convencidos de que tienen que ganar lo que se merecen. Somos nuevos en política y cuando iniciamos la gestión aceptamos el reto creyendo que podíamos hacer cosas distintas para que a todos nos vaya mejor. Seguimos creyendo en eso. A mi edad, podría ser presidente de un centro de estudiantes e ir sacando las materias sin apuro. Pero elegí sacrificarme, sacar todas las materias en cuatro años y con un promedio alto. Así son las cosas. Algunos creen que es casualidad, yo digo que no, uno elige lo que quiere ser.