Martes 09 de Febrero de 2010 Edicion impresa pag. 44 > Cultura y Espectaculos
Tobias Wolff cuenta su historia en cuentos
Se editó en la Argentina una antología. Los relatos fueron elegidos por el autor.

El libro "Aquí empieza nuestra historia", que acaba de aparecer en las librerías argentinas, recopila veintiún cuentos de Tobias Wolff que el autor ha revisado y corregido además de incorporar 10 nuevos relatos.

Considerado uno de los narradores estadounidenses más destacados del último medio siglo, Wolff, luego de una infancia difícil por el divorcio de sus padres, se alistó en el Ejército y estuvo cuatro años en Vietnam. De vuelta, pasó por múltiples oficios (reportero, sereno, camarero y profesor) hasta que pudo licenciarse en escritura creativa en la Universidad de Stanford (California). Escribió las novelas "Vida de este chico" (1997), "En el ejército del faraón" (1997) y Vieja escuela (2005), la novela corta "Ladrón de cuarteles" (1992) y los libros de cuentos "De regreso al mundo" (1992), "La noche en cuestión" (2000) y "Cazadores en la nieve" (2005).

Traducidos por Mariano Antolín Rato y publicados por Alfaguara, estos cuentos fueron compilados por el propio autor, que dejó de lado algunos considerados emblemáticos para incluir otros nuevos con la particularidad que el que da título al libro no figura en su interior.

La selección de 31 relatos en total, incluye entre otros a "El beso profundo", en el que un hombre moribundo es atendido por su mujer, mientras su hijo se obsesiona con una chica, que le sirve para escaparse de la realidad. Esta conducta será una constante en su vida. Años después la chica ha muerto y el se da cuenta de que su obsesión estaba relacionada con la muerte de su padre, algo que no tenía remedio y que lo envolvió en la desmemoria como un mal necesario.

En "Cazadores en la nieve", el lenguaje elegido por el escritor sirve para ejemplificar la imposibilidad de entendimiento que surge entre las personas cuando uno no es capaz de entenderse a sí mismo. "El mentiroso", trata de un chico que tiene por costumbre inventar la realidad desde la perspectiva de la preocupación de su madre, responsable de lo que le pasa al hijo ante su incapacidad de aceptar a los demás y de aceptar la realidad como es y no lo que ella cree que es. Sin embargo la madre aparece como realista y el chico como un mentiroso.

La forma de contar de Wolff, nos sumerge en un tejido donde todos los personajes están imbricados entre sí y aunque los protagonistas aparecen claramente delineados todos son necesarios para la estructura de la narración.

En una entrevista, Wolff consideró que los cuentos "como forma narrativa, son perfectos para captar las sutilezas, las fracturas, el desarraigo propio de la vida norteamericana". "También es la forma más cercana a lo que hacemos naturalmente cuando describimos nuestras experiencias: contamos historias breves. No contamos novelas, como no contamos poemas. Desde luego, el relato literario es muy diferente de la anécdota, pero, de alguna manera, se parece en la intención", reflexionó.

Tobias Wolff encuentra en el relato corto el medio idóneo para dar vida a sus personajes, salidos del mundo cotidiano y que se ven expuestos a los problemas que envuelven a cualquier ser humano ya sea en ambientes urbanos o rurales con un lenguaje sencillo y casi cinematográfico.

Casi siempre sus personajes atraviesan una circunstancia más o menos difícil que a la vez es reveladora e ilumina por instantes sus vidas aunque luego todo vuelva a quedar sumido en la oscuridad. (Télam)

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