Independiente propuso más y buscó con ansias el triunfo en Mendoza, pero le faltó contundencia, pegó dos disparos en los palos y se volvió con bronca. Godoy Cruz, en cambio, se conformó con el 0-0 porque ahora es uno de los líderes del Clausura, junto con Vélez, y además sumó para el descenso, donde por ahora zafa (tiene cinco equipos abajo).
Este resultado dejó en evidencia la crisis de los equipos "Grandes", ya que ninguno de los cinco logró sumar de a tres.
Los primeros 45 fueron intensos porque ambos equipos buscaron el arco de enfrente e intentaron ser protagonistas. Es cierto que muchas veces erraron los caminos, pero siempre buscaron llevarse los tres puntos. El Rojo fue mejor en el arranque, porque trasladó el balón a ras del piso, tuvo rotación de balón y algo de profundidad. A los 7 minutos Ignacio Piatti puso quinta, llegó al fondo, enganchó y en vez de lanzar el centro para la solitaria entrada de Andrés Silvera, le dio de zurda y la tiró a las nubes.
Godoy Cruz contestó con el peligroso Jairo Castillo, que a puro amague se metió en el área, tiró un centro y Eduardo Tuzzio casi le mete en contra. Dos minutos más tarde contestó la visita con un cabezazo de Galeano y sobre los 19 Luciano Vella escaló por el carril derecho, quedó frente a frente con Nelson Ibáñez pero le faltó pasta de goleador. Las dos defensas se mostraron permeables y erráticas y el ejemplo de eso se dio a los 31, cuando Tuzzio le entregó el balón a un rival y motivó una de las pocas intervenciones del inseguro Gabbarini.
En el arranque del complemento, Gallego apeló al buen fútbol y mandó a la cancha al Patito Rodríguez y a Leandro Gracián, que en los primeros 15 estuvieron muy precisos y llevaron peligro. El Tano tuvo una de las más claras, cuando desde afuera del área sacó un disparo envenenado que pegó de lleno en el palo izquierdo de Ibáñez.
El segundo tiempo fue todo de Independiente, por actitud y posesión del balón, pero el equipo de Gallego falló en la puntada final. Darío Gandín se perdió un gol increíble y seguramente anoche no pegó un ojo: fue a los 26, cuando un pelotazo largo cayó en dominio de Ibáñez, Martínez intentó rechazar pero no hizo más que habiltar al Chipi, que solo, sin arquero, y casi adentro del área chica, cabeceó y le atinó al palo.
La visita se fue con todo el ataque y el dueño de casa se refugió en el fondo, esperando una contra que nunca llegó (menos después de la expulsión de Carranza). El Rojo buscó, pero se transformó en el quinto "grande" en sufrir por no ganar.
