"Los haitianos del mundo todavía prefieren pensar que hay un dios, aunque ese dios los condene a la pobreza sostenida y les mande, de vez en cuando, desastres espantosos; les sigue dando a cambio la ilusión de que hay un orden, un viso de justicia y, sobre todo, una opción de otra vida. Para salvar esa última esperanza aceptan un amo que los maltrata más allá de lo pensable: que los mata a miles, mezclados, sin sentido, pura cólera ciega. La ecuación es curiosa. El miedo no sólo no es zonzo; es, sobre todo, tan despiadadamente poderoso. Y esa forma de la religión, una metáfora precisa". Hacé clic para leerlo completo. |