NEUQUÉN (AN).- Alfredo De Urquiza es un músico independiente que, como muchos de sus pares, sabe de las dificultades que existen a la hora de hacer conocer su música una vez editado un disco. Es por eso que a fines de 2008, este joven baterista de jazz decidió arrancar con SamboSound, una disquería on-line para músicos autogestionados de Sudamérica.
Este emprendimiento le permite a los artistas no sólo difundir sus creaciones, sino también la posibilidad de vender sus discos de forma sencilla y directa en formato CD o MP3. "Es un sueño gigante; la idea es que los músicos puedan dar a conocer su música y que la gente que se sienta atraída por esas melodía pueda adquirirla cuando lo desee", dice Alfredo desde su base de operaciones en Buenos Aires.
En las bateas del sitio www.sambosound.com, la sede virtual de la disquería, los cibernautas pueden descubrir todo tipo de música: por "provincia", por ser "los más vendidos", por "estados de ánimo" ("Por si estás alegre, deprimido, melancólico, optimista, etcétera", dice Alfredo), por "arte de tapa", entre otras opciones. Todo está dispuesto de manera ordenada y "siempre en favor de la música".
En el sitio puede figurar cualquier músico independiente que cumpla con algunos requisitos: "Las canciones tienen que estar registradas en Sadaic, la calidad de audio tiene que ser profesional o semiprofesional y el disco tiene que haber sido editado tradicionalmente, es decir, tiene que tener arte de tapa y contratapa y no estar presentado en CD virgen".
¿Algún estilo en particular? No. Se aceptan todos los géneros, desde el rock y reggae, hasta música folclórica y composiciones experimentales. "Solamente nos interesa la música independiente en donde los trabajos y la carrera de un artista no son cedidos a una corporación", se lee en la página web.
¿Cómo empezaste con la disquería virtual?, le preguntamos a Alfredo. "Les pedí los discos a mis colegas músicos que se coparon con la idea. Pero mi sueño es que esto llegue a todo el mundo", contesta el emprendedor que con SamboSound ganó el segundo premio al Desafío Joven 2008, un certamen organizado por Shell Argentina.
