GINEBRA (DPA).- Durante mucho tiempo, el secreto bancario suizo fue uno de los distintivos del país: la discreción de los bancos suizos fue muy demandada desde los disturbios de la revolución de octubre hasta por los dictadores de Haití, Filipinas o Nigeria, pasando por las transferencias de dinero hechas desde la República de Weimar o en el Tercer Reich alemanes.

"Suiza tiene un problema de imagen por su secreto bancario", cree la ministra de Exteriores, la socialdemócrata Micheline Calmy-Rey. Su partido aboga desde hace mucho tiempo por el levantamiento del secreto bancario, que distingue -en un hilar muy fino, imperceptible apenas en el extranjero- entre evasión y fraude fiscal. Mientras, se inicia también a nivel ciudadano un cambio de opinión, previsto ya en una ocasión por los bastiones del conservador Partido Popular Suizo (SVP). El ministro de Finanzas, el liberal Hans-Rudolf Merz, ya mostró una vez ese camino. La diferenciación entre evasión y fraude fiscal ya no es un tabú, sostuvo.