Les escribo en referencia a la columna "El tiempo en que hizo enojar a los radicales", publicada en el "Río Negro" ("Debates" del 5/2 sobre Tomás Eloy Martínez). Me llama la atención que ahí se repitan errores históricos vertidos por personas que deberían conocer los hechos por haber sido activos participantes de los mismos. Me refiero a Emilio Gibaja y Rodolfo Pandolfi y su intención de acomodar la historia sobre Illia presentándolo como un señor bueno, rodeado de gente buena, que eran atacados por una horda de antidemocráticos resentidos.
Para empezar me gustaría recordar la descripción que hizo el general Perón dos días después de producirse el golpe militar que terminó con la democracia parcial y proscriptiva del Dr. Illia y la UCRP: "Simpatizo con el movimiento militar porque el nuevo gobierno puso coto a una situación catastrófica. Como argentino hubiera apoyado a todo hombre que pusiera fin a la corrupción del gobierno Illia. La corrupción, como el pescado, empezó por la cabeza. Illia usó fraude, trampas, proscripciones; interpretó que la política era juego con ventaja; y en política, como en la vida, todo jugador fullero va a parar a Villa Devoto".
Ahora sí, volviendo a Gibaja y Pandolfi. Ambos no pueden desconocer que Jacobo Timerman había dejado la dirección de "Primera Plana" en 1964, dos años antes del golpe militar de Onganía.
Los responsables del golpismo de "Primera Plana" fueron, entonces, Ramiro de Casasbellas y Tomás Eloy Martínez. Tampoco, obvio, pudo entonces haber ordenado el reportaje realizado a la esposa de Illia por Martínez y que tanto molesta al dúo Gibaja-Pandolfi.
Por algún motivo que desconozco muchos radicales se rehúsan a señalar la participación de Ramiro de Casasbellas y Martínez como responsables de la revista que ellos señalan como la más proclive al golpe. Tal vez será para no tener que señalar que Casasbellas fue funcionario de Alfonsín y uno de sus intelectuales preferidos.
En fin, no escribo estas líneas para defender la actividad periodística y la responsabilidad política de mi padre, Jacobo Timerman. No hace falta y menos ante las invenciones de Gibaja y Pandolfi. Lo interesante sería saber si estos pseudohistoriadores lo hacen por ignorantes o por hipócritas. ¿Podrían ustedes preguntarles la próxima vez que les envíen otro artículo?
Héctor Timerman
Washington DC
EE. UU.