Hay imágenes y palabras que construyen un universo apócrifo. Son relativas, borrosas y hasta falsas. La política también se nutre de ellas.
Ahí se afinca un alto riesgo de devaluación institucional de los poderes y las organizaciones públicas.
La Justicia rionegrina estrenó su año con un discurso de 70 minutos del presidente del STJ, Víctor Sodero Nievas. Reivindicó la calidad, el compromiso y el rol de ese poder. Relativizó el pecado propio por las demoras en la resolución de causas, entre ellas, una veintena que involucra a más de 40 actuales o viejos funcionarios públicos. Prometió una medición de eficiencia institucional de un comité de calidad. ¿Otro más? ¿La Auditoría no se creó con ese objetivo?
La revisión -poca o mucha- no parece haber interesado nunca al STJ. El juez Pedro Funes se retiró y recién entonces ese tribunal dijo enterarse de que ese juzgado tenía 200 causas con demoras.
Dos ausencias en la ceremonia de la Justicia: el vocal Alberto Balladini y la procuradora Liliana Piccinini. Esos vacíos expresan que hay otras realidades a la propuesta del mensaje del flamante presidente.
Balladini exponía en ese momento otra preferencia del STJ. El juez viajaba a Buenos Aires por ventajas jubilatorias para ese poder.
Piccinini exhibía otra opinión interna. Prefirió "seguir trabajando" y expresar su desagrado ya que el STJ no resolvió un recurso suyo contra un subordinado de la Procuración Nelson Echarren. Este designado fiscal general tiene pendiente una causa penal por presunto prevaricato porque aceptó un cargo de juez subrogante en un expediente civil relacionado con otro penal donde defendió al abogado Juan Zalesky. Piccinini pidió que Echarren no asumiera y las señales que propaga la otra Justicia ratifican que juraría el miércoles con otros funcionarios designados.
Perturbadores cuadros. Con esos cuestionamientos en curso y sin asumir, Echarren se transformó en un actor judicial cuando lo recibió oficialmente el ministro de Gobierno Diego Larreguy. Este canal lo fomentó Sodero cuando habló de "interlocutores" y potenció a Larreguy en ese rol con el Ejecutivo.
Misión cumplida para el oficialismo y el STJ: situar al ex juez en la órbita del dominio de la procuradora.
No existe el poder compacto y soberano que pintó Sodero.
Saiz no tiene delegado. "Yo hablo por mí", siempre responde. Poca maniobra tiene la cartera de Gobierno en el terreno presupuestario y financiero que el STJ codicia. La administración de esas arcas lejos está del despacho de Larreguy. Esta interlocución se explica en que el STJ se molestó con el ministro Pablo Verani, quien calificó de "irritante" el alza salarial del 15%. El contador repitió una sensación general.
El Poder Judicial insiste en aferrarse a una prioridad salarial en un plano completamente ajeno a la realidad financiera del Estado rionegrino. Hay subas para los jueces mientras Larreguy desconoce cómo afrontará la Policía un recorte presupuestario de 10 millones.
La realidad de la que no toma conciencia el STJ es la de un desfinanciamiento y un endeudamiento escandalosos producto de la ineficiencia del gobierno de Saiz en la administración y la austeridad pública. La salida financiera es más crédito, ahora a tasas usurarias, ante la pasividad de la Legislatura y la carencia absoluta del control del gasto.
El Poder Judicial tiene mucho que ver con la reproducción de esa ineficiencia.
Sus miembros no se despreocupan de sus intereses.
El gobernador logró que Balladini se entrevistara con el mandamás de la AFIP, Ricardo Echegaray, para conseguir mejores y exclusivas condiciones para que los jueces y funcionarios cancelen sus deudas y accedan al régimen jubilatorio del 82%.
Hay otros retratos que deforman el inicio del 2010.
La Legislatura persiste -en los hechos- en el receso. Ingresaron tres iniciativas, sólo una de ley.
Y a Saiz poca tarea se le conoce. A dos semanas de su regreso el gobernador oficializó sólo cinco actividades. Fuera de cualquier especulación, el "buscador" de Medios reproduce gacetillas por "la recepción a la delegación china", audiencias con tres intendentes radicales y la participación en el acto inaugural de la competencia "Patagones-Viedma".
No fue lo único: el mandatario fue a Buenos Aires a hacer nuevos pedidos de auxilio a Nación. No hubo información oficial. Como siempre, su soporte kirchnerista fue el secretario general Oscar Parrilli. No alcanzó -por ahora- esa comisión.
Hay apuros. Río Negro deberá firmar el acuerdo anual de asistencia financiera (PAF) para cubrir los vencimientos de la deuda. El trámite está avanzado. Esta colaboración nacional ofrecerá unos 42 millones mensuales. Las dos primeras cuotas serán decisivas para el pago de los haberes de febrero.
Pero la maniobra de Saiz es insuficiente. Falta la conformidad final del matrimonio presidencial. ¿Espera un pronunciamiento del gobernador a favor del Fondo del Bicentenario?
El gobierno rionegrino no tiene guías. Esa pobreza se reflejará en la negociación salarial con Unter. Educación y Hacienda reaniman sus tradicionales reyertas, soslayando los problemas de fondo. Verani ya expresó su inquietud por el aumento de la masa salarial y habló del pago por suplencias docentes, que estimó en 200 millones en el 2009.
Barbeito consideró ese análisis como "una manipulación" y aseguró que el gasto real rondó los 65 millones. Asombra tal distancia entre los números oficiales y sorprende esa diferencia de los dos principales ministros de Saiz.
Ni este conflicto ni otros conmueven hoy al gobernador. Desaprovechó años de auge económico y de respaldo político. Dilapidó recursos y apoyos. Hoy se sujeta cada vez más al encierro de su reducido entorno, dedicado a cultivar cualquier fantasía del mandatario.
Hay verdades que no acceden a ese mundo: la caída de la consideración pública de la gestión provincial y el respaldo a Saiz. El abandono de la sociedad se reafirma en los últimos sondeos de Ricardo Vignoni. Sólo un 19% dice que lo votaría y un 56% expresa que no lo apoyaría en un tercer mandato. El resto, no sabe o no contesta.
Hay otra fantasía en la Casa Rosada. La reforma constitucional y la re-reelección del rionegrino fue un tema evaluado en el despacho de Parrilli.
Meses atrás Saiz le planteó esa opción al kirchnerista. El senador Miguel Pichetto sabría de esa voluntad y eso explicaría su cautela para transparentar cualquier pretensión para el 2011. No quiere otro desplante de los K.
ADRIAN PECOLLO