Jueves 04 de Febrero de 2010 > Tecnologia
Prueban sistema de pago mediante huella dactilar
Lo implementó una cadena de supermercados para tratar de resolver las demoras en las cajas de pago. "El escáner puede reconocer si un dedo es real o no", dicen los administradores justificando la seguridad del sistema.

Cualquiera que haga la compra a diario conoce los niveles de tensión que pueden generarse en la fila que se forma ante la caja en el supermercado cuando algún cliente necesita tiempo extra para pagar y no tiene efectivo, no encuentra su tarjeta o no hay cambio.

En Alemania este problema se acentúa, porque además de haber siempre fila en la caja, en general los clientes tienen que encargarse de embolsar ellos mismos lo que compran.

Algunos supermercados están experimentando una solución para este problema, consistente en un sistema de pago basado en la identificación de los clientes mediante una huella dactilar electrónica.

Los clientes tiene que registrarse en la terminal del supermercado, para lo cual deben apoyar un dedo de cada mano en un scanner e inscribir su dirección y número de cuenta bancaria, de modo que el sistema pueda deducir en lo sucesivo el monto correspondiente a cada compra.

El proyecto piloto se puso en marcha en algunas sucursales de la cadena Rewe de Colonia, y se prevé que pronto se extenderá al resto del país. El método de pago biométrico para afiliados, como se lo llama, tiene la ventaja de "estar siempre a mano", dice la cajera Helga Gerth.

"El dinero puede olvidarse, la tarjeta, perderse, pero es difícil que alguien venga sin un dedo", agrega. Clientes de todas las edades aceptan el método y, según el comisionado de la Oficina para la Protección de Datos de Renania del Norte-Westfalia, son los conejillos de indias de un sistema que terminará por abarcar todo Alemania.

"Algunos mercados de la cadena Edeka también usan el método en el sur del país", dice Ulrich Binneboessel, de la asociación de minoristas alemanes. El mayorista Metro también la está probando cerca de Düsseldorf, en su tienda de vegetales Future Store, parte de su cadena de verdulerías Real.

La compañía Dermalog de Hamburgo, que se especializa en biometría, provee la tecnología y planea presentar el sistema en la feria de tecnología CeBIT, que se hará en marzo. Dermalog es quien vendió el sistema a Rewe.

"Queremos probar la eficacia de la tecnología para uso diario y su aceptación entre los clientes", señaló el portavoz de Rewe, Andreas Kraemer. Dado que sólo ciertas características de la huella digital se registran y se las convierte en un código numérico, la huella digital no puede reconstruirse en su totalidad a partir del registro, explicó.

"El proceso es seguro", asegura Kraemer. "El escáner puede reconocer si un dedo es real o no, porque prueba la circulación de la sangre en el dedo. No se puede usar un dedo falso ni venir con una huella digital levantada con una cinta adhesiva, en plan James Bond", agrega.

Sin embargo, miembros del Chaos Computer Club, la mayor asociación de hackers europeos, burlaron hace poco la seguridad del aparato. Tomaron una huella dactilar de un vidrio que había sostenido un cliente y la copiaron. Después pudieron usar la copia para engañar al escáner.

No obstante, la asociación de minoristas considera que la tecnología es segura. "Es un sistema con altos estándares de seguridad. Nunca habrá, por otro lado, un sistema que sea 100 por 100 seguro", señala Binneboessel, y agrega que los PIN bancarios y las tarjetas no son más seguros que el sistema de huellas digitales.

Es el factor tiempo -y con él el trabajo, es decir los costos- lo que impulsa a implementar el sistema. "En promedio, pagar con la huella digital toma menos de siete segundos; con tarjeta que exige PIN aproximadamente se tarda 12 segundos, y con efectivo, unos 20", señaló Kreamer.

Desde que se puso en marcha, unas 300 personas participan en el proyecto piloto, y la mayoría prefiere desde entonces pagar con la huella digital.

Uno de los usuarios, un hombre de 28 años, dijo que el sistema es "súper", y que no ve problema alguno. Pero a la novia no le gusta: "Si no sé lo que hace el sistema y quién tiene acceso a mis datos, ya no me gusta", opinó ella.

 

Por Yuriko Wahl (dpa).-

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