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"He leído mucho pero he aprendido más viendo" | ||
Julio Iglesias se presenta hoy en Bariloche. Antes de sus shows habló con "Río Negro". | ||
Mundialmente conocido cantante, compositor y empresario, Julio Iglesias está celebrando. Muchas cosas celebra: cuarenta y dos años de carrera, más de trescientos millones de discos -en catorce idiomas- vendidos en todo el orbe, más de dos mil seiscientos discos de Platino y Oro, arriba de cinco mil conciertos en más de seiscientas ciudades y ante sesenta millones de personas de los cinco continentes. Las cifras se acumulan en su currículo y en los datos de su vida: en París, Iglesias recibió el primer y único Disco de Diamantes concedido por el Libro Guinness de los Récords en 1983, por vender más cien millones de copias en alemán, inglés, francés, italiano, portugués, español, tagalo y japonés; una Estrella de la Fama en Hollywood; ser el primer artista extranjero en la historia China en recibir el Golden Record Award (1995); cantar para presidentes de los Estados Unidos, para el egipcio Anwar Sadat, la Princesa Grace de Mónaco, la Reina Isabel II y la Princesa Anne en Londres, los Reyes de España; en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Corea; en el Lincoln Center de Nueva York, con Plácido Domingo y Charles Aznavour, dirigidos por Zubin Mehta; tener en su país una estampilla tributo a su trayectoria artística y una avenida con su nombre en Puerto Banús, Marbella. Y sin embargo, él dirá: "Sabes, eso es todo mentira, todo mentira. Frente al público, no es nada. No me pesa. ¡Qué va! Todo lo contrario. Si no fuera porque los abuelos y las abuelas les han transmitido a los hoy mamás y papás todo el cariño por mí y si no fuera por un periodista como tú, Eduardo, que tienes treinta y un años? ¿cuál es tu edad, Eduardo? Yo tengo cuarenta y tres recién cumplidos?" (risas). (Le digo la edad correcta) "Coño, estás mayor que yo" (siguen las risas). Esas cosas no sirven para nada porque si pensaras que todo lo hecho es más importante que lo que vas a hacer, no estarías escribiendo." -Claro, sí. Supongo que puede generarte el compromiso de no fallar, de estar bien en cada recital, con la voz clara, atento. -Mi compromiso es con la disciplina, efectivamente. Si yo no la tuviera, pues, a los años que tengo no poseería fuerza física y quizá tampoco psíquica para estar en el escenario en Bariloche (a las 22 de hoy) y luego en Neuquén (el sábado 6, a las 22), y la semana que viene en Australia. Es la verdad. Si a esta disciplina se suma cierta pasión, al mismo tiempo, no hay problemas. Uno es tan viejo como quiera hacerse viejo. Sobre todo, cuando se tiene uno de los privilegios más grandes que he tenido yo en mi vida: poder elegir. Para mí, cuando la vida trata como me ha tratado, aportando disciplina y pasión, pues mucho mejor. Puedes seguir cantando hasta que te mueres. -Estás viajando mucho tiempo. ¿Cómo manejás la distancia con la familia? -No tengo distancia alguna. Mi familia no está aquí en Bariloche por casualidad, porque hago un paso muy rápido. Pero, por ejemplo, el 11 termino en Buenos Aires, el 15 estoy en casa, el 18 por la mañana vuelvo a Lima, el 19 regreso a mi hogar y el 27 canto en Panamá y a partir del 3 de marzo nos vamos todos a Sydney, Australia, y damos toda una vuelta por Asia juntos. De trescientos sesenta y cinco días, estoy con los míos trescientos o doscientos noventa. Tengo un avión precioso y viajo con veinte personas, perfectamente, el mundo entero. La vida mía es un privilegio, gracias a todo lo que habéis hecho todos vosotros. Tu, tus padres y tanta gente que ha escuchado mi música. -Andando por el mundo, ¿qué te va dejando interiormente el contacto con tantas y tan diversas culturas, qué aprendizaje humano? -Has dicho bien, humano. Los ojos no se equivocan. He leído mucho, sobre todo cuando estudié mi carrera de leyes y cuando estuve en cama tres años (debido a un accidente automovilístico). Pero he aprendido más viendo. No olvides que hace cinco días estaba en Haití, por ejemplo, rodeado de miseria, de pobreza y enviando médicos, hace ya veinte días del terremoto. Entonces, yo cambio, no de culturas, sino de estatus anímico y emocional. Paso de ver tanto sufrimiento a la belleza que observo aquí a través de una ventana en Bariloche, montañas bellísimas, este lago precioso. A las culturas las aprendo, pero aprendo más de la miseria y me vuelvo mucho más vulnerable. Con el Julio Iglesias que tú conociste hace treinta años, muy facilón, muy besucón, el de hoy no tiene nada que ver. Aunque de vez en cuando haga alguna declaración con sentido del humor y la gente la tome como una sentencia. Yo cambio de culturas, las entiendo; cambio de la pobreza de espíritu a la riqueza espiritual, todos los días. Veo los ojos de los poetas, de los viejecitos, de los políticos y los del pueblo? Si de eso no hubiera aprendido, no sería un artista vigente. -¿Cuál de esas miradas te resulta más creíble? -La de los que piensan que el tiempo es bueno, no a través de los satélites, sino a través de la vida. Los niños tienen una mirada universal, la de la inocencia, la de unos ojos que están despiertos todavía. Pero he visto también, en los últimos veinte días, los de cientos de niños en las calles de Puerto Príncipe que obligan a detenerse. Pero no es posible por el peligro que se corre allí. Luego vas a las tiendas de campaña y ves tanta gente abnegada trabajando, y la mujer del presidente nos dice que no pueden dejar que los adopten, porque son lo único que les queda? Los niños tienen la opción mayor de salir del país, pero al mismo tiempo, si eso ocurre, se quedan sin el futuro. Yo tengo la conciencia tranquila. La tenía preocupada porque el día que se desató la fuerza del terremoto en Puerto Príncipe, estaba en Punta del Este. Entonces, como poseo una corporación muy grande en la República Dominicana, lo primero que hicimos fue mandarnos allí y los primeros helicópteros que aterrizaron en la isla fueron los nuestros. Hemos enviado casi ciento cincuenta médicos para ayudar a los heridos que iban apareciendo. Aún no me había tranquilizado porque no había ido a verles, pero lo hice hace cinco días. Ya estoy más tranquilo. Aunque, de todas maneras, eso no es mucho en comparación con lo que necesita esa gente. Hoy, a las 22, el músico español se presentará en el Hotel Panamericano. Las entradas se venden en el mismo lugar, o llamando al (02944) 426 285. Su próxima actuación en la zona será el sábado 6, a las 22 también, en el Estadio Ruca Che, de Neuquén. Las entradas pueden adquirirse en www.viaticket.com.ar. Trae su show "Starry Night 2010".
EDUARDO ROUILLET | ||
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