Quienes somos fervientes seguidores de las manifestaciones folclóricas esperamos enero con renovada expectativa, dado que durante ese mes se llevan a cabo dos festivales que son, más allá de todos los encuentros de reconocida jerarquía que en distintas ciudades se realizan, donde concurren los más importantes artistas y cultores del tema: el de Jesús María y Cosquín. Este año hemos visto y oído algunas "cosas" en los programas que nos disgustaron mucho. En el caso de Jesús María, la anárquica cobertura televisiva que tuvo el evento, ante lo cual es difícil entender por qué no fue cubierto totalmente por el canal oficial. En el caso de Cosquín, el tema es más preocupante: en la programación se dio una participación más amplia a artistas extranjeros que a los argentinos, que tanto luchan pon fortalecer nuestro acervo cultural. Para avalar esto pongo dos ejemplos (habría muchos más):

1) El excesivo tiempo que se le otorgó a un desconocido cantor llamado Rafael Amor, presentado además como un triunfador en España, donde muy pocos lo conocen.

2) Una cantante del Brasil quien, más allá de sus méritos, dispuso de 45 minutos en el escenario mayor, cuando en la misma noche un valor excepcional como el Ralli Barrionuevo tuvo apenas 15 minutos y la cálida voz de Ángela Irene sólo 9 minutos.

Y debe tenerse presente que se trata de un festival folclórico.

Ni hablar de la pésima conducción de los "maestros de ceremonia". Cómo se añora al Julio Mahárbiz de otros tiempos; cosa de estos tiempos.

Mario Ever Morán

LE 7.351.563

Centenario