BUENOS AIRES (DyN) - El ex jefe de Gabinete Alberto Fernández y su sucesor, Aníbal Fernández, dos ex aliados durante el primer tramo de la gestión kirchnerista, protagonizaron ayer un contrapunto mediático en torno a la denuncia sobre la supuesta adquisición de tierras en El Calafate de parte del ex funcionario.

Aníbal Fernández había afirmado ayer que su antecesor "o su socia", la ex viceministra de Justicia Marcela Losardo compraron tierras en la localidad santacruceña pero "nadie dice nada porque es amiga del monopolio Clarín".

Ante la denuncia del jefe de Gabinete, Alberto Fernández negó en forma categórica esta alternativa y dijo que su reemplazante "está desbordado y el desborde le hace decir todo este tipo de estupideces". "No tengo nada, ni una maceta. Aníbal lo dice en un contexto raro: De mí no dicen nada porque soy amigo de Clarín. Es tan disparatado todo. De mí no dicen nada porque no digo las cosas que él dice, básicamente", sostuvo el ex funcionario.

En ese contexto, Aníbal Fernández salió a responder las acusaciones y señaló que su colega "adopta actitudes que él cree que es la voz de la conciencia y quiere fijar una línea".

El jefe de Gabinete dijo tener en su poder "un recibo del Banco de Santa Cruz donde se pagaron 12820,08 pesos" por una hectárea en El Calafate, que "se pagó el día 24 de agosto de 2005 y el 13 de julio de 2007 el intendente (de esa ciudad) saca un decreto que dice que están cumplidos todos los requisitos, que están listos para escriturar".

Sin embargo, Alberto Fernández consideró como un "gran error" la postura del ministro porque "el marido de Marcela Losardo en algún momento quiso invertir en El Calafate. Se presentó y le adjudicaron un terreno en el que él nunca quiso avanzar, nunca quiso escriturar cuando vio el disloque que había detrás de esa tierra. Eso fue hace cinco años", precisó.

Según Alberto Fernández, "salir a decir graciosamente que he comprado tierras a través de interpósita persona es de una irresponsabilidad tan mayúscula, que yo solamente se lo atribuyo a las enormes dificultades que debe estar pasando Aníbal".

"No quiero dedicarle un segundo más al disparate de Aníbal. Me parece que está desbordado, es una pena. Es un disparate: tengo que desmentir algo que no existe. No tiene mucho sentido. Está desbordado, pobre Aníbal, y el desborde le hace decir todo este tipo de estupideces", continuó.