Soy una asidua concurrente a Las Grutas. Conozco esa villa desde 1975, vi su crecimiento y puedo hablar con fundamento de las gestiones que las autoridades administrativas efectuaron desde esa fecha.
Noto que hay una constante: se trabaja sobre la emergencia y no sobre la planificación o previsión. Ejemplo, en temas recurrentes como agua, energía eléctrica, cloacas, limpieza, fueron gestiones conflictivas todas ellas. Observo que un nuevo tema se desarrollará en breve: los paradores de la playa, en especial los de las cuarta y quinta bajadas.
Conozco el parador de la cuarta bajada desde sus inicios, cuando era administrado por un médico que vivía enfrente. Abría cuando se levantaba, servía un rico café, ponía música clásica y conversaba con los concurrentes de todos los temas sin entrar en profundidad. ¡Otros tiempos! Hoy han mejorado y cumplen la función para la cual se les ha otorgado una concesión: vender sombra, comida y sanitarios para los grupos familiares que quieran pagar por esos servicios, pero noto que lentamente en los últimos años por la noche se han ido transformando en boliches.
¿Es compatible un lugar que de día tiene una función familiar y que de noche sea de consumo de bebidas sin control? ¿Está previsto en la concesión de los mismos? ¿Hay límites de horario del consumo de alcohol y permanencia de menores?
El benigno clima de Las Grutas nos permite disfrutar de la playa desde horas tempranas; suelo bajar a caminar entre las 8 y 9 de la mañana por la cuarta bajada. Ver a los jóvenes bebiendo gigantescas jarras de plástico con mezcla de bebidas, muy alegres todos ellos, y al mismo tiempo familias que preparan sus sombrillas con chicos con el clásico mate y facturas, es una imagen muy desagradable.
Pronto tendremos algún episodio de los conocidos en estos casos: pelea entre barras, algún coma alcohólico...
Si se sigue actuando sobre la emergencia, con resoluciones inconsultas, un nuevo conflicto estará en puerta.
María S. Kern
DNI 4.747.933
Tristán Suárez (Bs. As.)