CIPOLLETTI (AC).- "Plantear una reforma del Código de Planeamiento Urbano para dar respuestas ´de emergencia´, coyunturales y al solo efecto de legitimar situaciones de hecho, traerá como consecuencia el negocio fácil para algunos; el fin de la planificación y el canto del cisne para un modelo de ciudad que hemos construido con los años. Como municipio, siempre vamos a defender un proyecto de ciudad integrada, armónica y planificada. Una ciudad para todos, no para el negocio de unos pocos", salió a responder ayer el gobierno municipal ante la polémica por la seguidilla de tomas en la ciudad. El reclamo para que el Consejo de Planificación analice la ocupación de terrenos fue realizado por diversos sectores políticos y sociales, que cuestionan al municipio por "no hacerse cargo de la responsabilidad que le cabe" en la crisis habitacional.
"En vez de iniciar un debate razonable (...) se pretende legitimar las tomas realizadas. Y como ningún cambio en la política de tierras es neutral, terminarán beneficiando a algunos propietarios en desmedro de los legítimos intereses de todos los vecinos de Cipolletti, que terminarán pagando los costos de esa iniciativa", retrucó el gobierno municipal.
Agregó que el Código de uso del suelo y de edificaciones "es un conjunto de normas municipales que (...) define qué ciudad tendremos en el futuro. Y hasta ahora, esta normativa ha funcionado bien: Cipolletti es una ciudad ordenada, planificada a partir de un Plan Estratégico elaborado por toda la comunidad, con una excelente relación de espacios verdes por habitante, con una provisión de servicios adecuada y una buena interrelación con el entorno circundante de las chacras".
"Expandir sin planificación significará destruir tierras destinadas a la fruticultura y la industria. Siempre ocurren conflictos cuando la urbanización invade la zona productiva y ponen en riesgo el mantenimiento de la actividad. En ese caso, Cipolletti se quedaría sin generación de empleo", dijo el Ejecutivo. Y sintetizó: "Modificar el Código a pedido significa abandonar la planificación urbana; avalar la política de hechos consumados (ocupo, me urbanizan; instalo un comercio, me habilitan); dar vía libre a los usurpadores profesionales, que verán que es la manera de obtener dividendos; y para los propietarios de tierras será más negocio abandonar sus chacras y dejar de comprometerse con el trabajo y la producción porque sabrán que más tarde o más temprano habrá políticos confundidos que con una ordenanza les otorgarán millones de pesos de ganancias".