PLAYAS DORADAS.- Infinitas playas de finas arenas y naturaleza que aún se conserva salvaje y agreste, más el desarrollo de un sitio con servicios, es la propuesta que tiene Playas Doradas en el sudeste rionegrino.
A sólo 28 kilómetros de la ciudad minera de Sierra Grande, sobre la Ruta Nacional 3, y 120 kilómetros al sur de Las Grutas, asoma una propuesta turística que desde hace más de una década es el sitio al que muchos eligieron para vivir y otros para invertir.
Playas Doradas aparece como la promesa de convertirse en un centro turístico importante de la costa patagónica. Pero ¿qué características físicas y naturales hacen del lugar un sitio dife-rente?
Sin dudas lo que más impresiona al viajante cuando llega a estas costas es su inmensa playa de finas arenas con reflejos dorados que se produce por la descomposición del cuarzo y conchillas, según los entendidos y que debe el nombre al lugar rebautizado como Playas Doradas, ya que antes era sólo El Salado, vinculado con el arroyo que desemboca cerca.
Miles de metros cuadrados de arenas finas para disfrutar, caminar o simplemente tomar sol. Según la hora se escucha sólo la rompiente de las olas y pájaros costeros y muy poca gente alrededor.
En bajamar, cuando el océano ya bañó las costas, hay casi 500 metros para llegar a mojar los pies en el mar. Ésta, junto con los 2.000 metros de sur a norte que tiene esta playa, es la principal característica: una planicie que nunca queda chica, por ahora. Por eso la seguridad para la familia y la tranquilidad siguen siendo valores agregados.
"Las mañanas son calmas, y los atardeceres inconfundibles" dicen los lugareños que tienen el privilegio de vivir en este lugar.
El mar luce turquesa. Por eso, Lidia Cavalli, una vecina del lugar y de Sierra Grande, promovió que uno de los colores que simbolicen el lugar sea ése, junto al blanco de las olas.
Los médanos arenosos aún conservan su vegetación y la zona intermareal también es digna de ser conocida y ver la vida que habita en pozones.
Para los que están preparados siempre para la acción, en estas costas encuentran buena pesca de mero, pejerrey, salmones y también cazón entre otras especies. Las posibilidades se dan en la costa o bien en pesca embarcada, para lo que se puede consultar en la villa con los operadores que ofrecen el servicio.
Pero una de las opciones más buscadas por los aficionados y profesionales es el buceo. Las aguas transparentes permiten una excelente visibilidad en el fondo marino. Rocas o arenas, cada fondo tiene su encanto, ni hablar del naufragio de la "Santa Cecilia", la perla de la actividad.
Será por eso que entre los primeros que estuvieron por estas costas, cuando el resto era desierto, y había sólo un camino hasta la costa y un camping a fines de los 70, fueron "los escualos", una escuela de buceo de Bahía Blanca que dirigía El "Vasco" Echeverría.
(ASG)