En marzo del 2009 operaron a mi marido, Juan Carlos Ruggiero, por un seudoaneurisma sobre una prótesis arterial en la ingle. Después de esto, la herida supuraba líquido linfático todos los días, por lo cual debimos concurrir al cirujano cada siete días y le daba siempre antibióticos, durante 21 días. Al mes lo volvió a intervenir y le realizó una "toilette". De ahí en más comenzó a sangrar, a perder peso y caminar cada vez menos.
Durante cinco meses consultamos a otros médicos: un cirujano, un clínico (ya había bajado 20 kg) y a su cardiólogo cada 15 días aproximadamente. Teníamos las palabras "esto no es normal S.O.S" en nuestras bocas. Cuando se lo reinternó en Fundación se comprobó que lo había invadido en la región operada la bacteria serratia. Ninguno de los médicos consultados en cinco meses sospechó nada.
El 18 de enero de este año hizo un mes que falleció "Pacalo", cuyo lema era ¡a vivir, a vivir!
Y yo acuso, por ahora, sin dar nombres. Tal vez nunca pueda esclarecer esta muerte, pues vivimos en la Argentina, pero mi garganta estalla de angustia.
María Ester Viñales, DNI 6.263.359
Email: maritabailarina@hotmail.com
Viedma