DAVOS, Suiza (AFP) - El Foro de Davos bajó ayer la persiana a su 40ª edición sin despejar las dudas sobre la firmeza de la reactivación económica, jaqueada por los problemas presupuestarios de ciertos Estados, mientras que la batalla por la regulación bancaria pareció inclinarse del lado del mundo político.
Los déficits públicos serán uno de los "mayores problemas" en los "cinco, seis o siete próximos años, según los países", declaró el director general del Fondo Monetario Internacional (FMI), el francés Dominique Strauss-Kahn, en un debate sobre perspectivas económicas.
La recuperación se vive en el plano de las estadísticas, sostuvo Lawrence Summers, asesor económico del presidente de EE.UU. "Se sigue viviendo una recesión humana", apuntó. ¿La culpa? Del alto nivel de desempleo que aún continúa azotando las economías nacionales, dijo.
La preocupación de la elite mundial reunida en el Foro Económico Mundial (WEF) también se ha centrado principalmente en Grecia, cuyas desastrosas finanzas públicas se han convertido en un dolor de cabeza para toda la zona euro.
Presente jueves y viernes en Davos, el primer ministro griego Giorgos Papandreou intentó tranquilizar a los mercados y a sus socios europeos, asegurando que su país no necesita ayuda externa para salir de la crisis.
Según Strauss-Kahn, uno de los desafíos más delicados para los gobiernos consiste en elegir el buen momento y el buen ritmo para desmantelar las medidas excepcionales de apoyo a la economía adoptadas en el momento más agudo de la crisis.
"Si salimos demasiado tarde habrá un derroche de recursos y eso abultará la deuda pública y debemos evitarlo. Pero si salimos demasiado pronto, el riesgo es aún mayor", dijo, evocando una posible recaída en recesión.
En lo referente a las perspectivas económicas para 2010, Strauss-Kahn se mostró prudente, a pesar de que el FMI acaba de revisar al alza, a 3,9% del PIB (Producto Interior Bruto), sus proyecciones de crecimiento mundial.
"El crecimiento vuelve más rápido de lo previsto, pero no hay que olvidar que este crecimiento es aún demasiado frágil porque una grande parte del mismo está sostenido por fondos públicos y la demanda privada todavía es débil", explicó.
Otro tema de inquietud y polémica en Davos ha sido la ofensiva contra los bancos para un mayor control de sus actividades, anunciada por el presidente norteamericano Barack Obama la semana pasada y a la cual se sumó en Davos el jefe de Estado francés Nicolas Sarkozy.
Como era de esperar, la mayoría de los banqueros reaccionó de manera virulenta contra este intento de reforzar la regulación del sector para reducir las excesivas tomas de riesgos, responsables para muchos en gran parte de la crisis financiera.
En ese sentido, varios ministros de Finanzas, gobernadores de Banco Centrales y banqueros se reunieron en privado ayer para discutir esos proyectos de regulación, en medios de protestas populares en el centro de Davos.
Barney Frank, presidente de la comisión de servicios financieras de la Cámara de Representantes norteamericana, quien también participó en la reunión, juzgó que los banqueros privados comprendieron la necesidad de regulación. "Va a haber regulación, lo entienden. Estamos listos para hablar de la forma de alcanzar ese objetivo", dijo. (Ver recuadro "Intenciones de regular...")
Por otra parte, el Foro de Davos también dio lugar ayer a una mini reunión ministerial de la OMC (Organización Mundial del Comercio) sobre las estancadas negociaciones por la Ronda de Doha, marco en el cual Brasil sugirió una cumbre de líderes para dar impulso final a las discusiones.