Para el gran Roger Federer su pase a la final del Abierto de Australia resultó apenas un trámite. El número uno del mundo venció al francés Jo-Wilfried Tsonga en menos de 90 minutos. Si el suizo mantiene su nivel, el británico Andy Murray no tendrá margen para errores si quiere conquistar el título en el primer Grand Slam de la temporada.
Roger dio cátedra. Fue una demostración más de que cuando está iluminado, no hay quien pueda con semejante bestia.
Tsonga, le duró sólo 88 minutos de juego. Casi nada, si se tiene en cuenta la paridad de los partidos en el Melbourne Park. Fue paliza, con parciales de 6-2, 6-3 y 6-2 que hablan de lo abrumador del triunfo en el "Rod Laver Arena".
"Estoy muy feliz. Siempre hay que tener en cuenta cómo jugará tu rival y algunas veces lo hace como uno quiero, por lo que es lindo que lleguen partidos cómo éste", señaló Federer.
El suizo no para de acumular récords en su interminable lista. Con esta nueva definición de Grand Slam, ya suma 22 en su haber, 18 de las cuales fueron en las últimas 19 ediciones de torneos grandes.
Sacando la de Australia en el 2008 que cayó en semis ante el serbio Noval Djokovic, fue figurita segura en los últimos cinco años. Increíble.
El británico Murray, quien venció al croata Marin Cilic, tiene dos motivos importantes para aumentar su incentivación.
Al margen de poder consagrarse por primera vez en un torneo grande, conseguiría un título para el Reino Unido después de 74 años de sequía.
Así las cosas, cada uno con sus diferentes presentes y realidades, todo puede ocurrir. Pero si el suizo vuelve a jugar de la misma forma que ante Tsonga, no habrá forma de pararlo.
