Viernes 29 de Enero de 2010 > Nacionales
Cristina: presidenta, sexóloga y nutricionista
Se especula que las últimas intervenciones de CFK responden a una nueva estrategia de comunicación para remontar, en algo, la mala imagen popular que tiene. La idea es menguar con el perfil de erudita y pedagógica con uno más cotidiano y humorístico. Nada de fondo pero llama la atención el tema.

 Tras un acalorado enero marcado por la tensión política, a presidenta Cristina Fernández de Kirchner aparenta haberse relajado, mutando su habitual discurso virulento por uno más "jocoso". Tanto, que hasta dio consejos sexuales-gastronómicos que incluyen el cerdo como alternativa al Viagra, además de confidencias sobre su intimidad matrimonial.

"La ingesta de cerdo mejora la actividad sexual. Es mucho más gratificante comerse un cerdito a la parrilla que tomar Viagra", recomendó la mandataria esta semana, a la vez que se definió como "fanática" de esa carne, a contramano de un país en el que los cortes de vaca forman parte del ADN de su población.

El animal rosado parecía haber retomado la paz después de ser endemoniado por la fiebre porcina -esa que poco menos amenazó con exterminar a la humanidad- pero la jefa de Estado volvió a situarlo en los primeros planos, causando reacciones contrapuestas.

Numerosos sexólogos salieron a rebatir los supuestos beneficios sexuales del cerdo, de los cuales no hay evidencia científica. Mientras, el líder sindical más poderoso de país, el robusto Hugo Moyano, alineado al kirchnerismo, confesó que cambiará sus hábitos matinales: "Voy a empezar a desayunar lechón", dijo.

Desde principios de enero Argentina se encuentra sumergida en una crisis político-institucional debido a la pelea entre el gobierno y el titular del Banco Central, Martín Redrado, quien se resiste a abandonar su cargo, a pesar de que Fernández de Kirchner quiso echarlo mediante un decreto por no habilitar dinero de las reservas para pagar deuda.

El conflicto con la entidad monetaria, que aún perdura, se sumó al duro enfrentamiento que el oficialismo mantiene con su vicepresidente, Julio Cobos, con la oposición y con los medios periodísticos.

El complejo escenario hizo que la presidenta suspendiera un esperado viaje a China para cerrar acuerdos comerciales, argumentando que no podía dejar el poder ejecutivo en manos de Cobos porque "no cumple con el rol que fija la Constitución".

Horas después de anunciar que suspendía su visita al continente asiático, la mandataria continuó con su raid de declaraciones en un acto en la Biblioteca Nacional, la misma que en el pasado fue dirigida por el escritor Jorge Luis Borges. Cuando se refería a la importancia de los libros, una persona del pública le gritó: "ÑGenia!".

Ante el elogio, respondió: "No, qué voy a ser una genia. Si fuera una genia haría desaparecer a algunos, como hacen los genios".

En su escalada de humoradas, el pico más alto llegó a mitad de semana, con sus sugerencias alimentarias. La mandataria, "fanática" confesa del cerdo, aclaró que no lo decía "para quedar bien" o hacer "propaganda de nada", y contó su propia experiencia.

"El anterior fin de semana, cuando estuvimos en El Calafate, en lugar de corderito nos comimos un cerdito a la parrilla riquísimo, al aire libre. No sólo me comí la carne, sino también el cuerito crocante hecho galletita, algo riquísimo. Impresionante", detalló Fernández de Kirchner, esposa de Néstor Kirchner, su antecesor en el cargo.

"ÑY anduvo todo muy bien el fin de semana!", dijo la jefa de Estado, que el jueves volvió a viajar a la misma ciudad situada en la Patagonia, sureño rincón elegido por la familia presidencial para descansar los fines de semana.

Mientras la política argentina aún permanece por encima de los más de 35 grados que azotan por estos días al país, la presidenta también aconsejó comer pollo "porque ayuda a bajar de peso" a quienes lo necesitan y a "mantenerse en forma" a los que están flacos.

"Si uno está delgado y, además, hace actividad física, entonces siente que tal vez pueda volar con sus sueños, como los pollos", dijo en la semana que se mostró de buen humor, aunque algunos atribuyen todo a una estrategia para mejorar su imagen en las encuestas. 

Por Juan Ignacio Pereyra

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