La realidad político-institucional que atraviesa la localidad neuquina de Las Coloradas tiene ribetes tan absurdos y grotescos que parece más un guión de los hermanos Coen -al estilo de "Sin lugar para los débiles"- que producto de la desidia, corrupción e ineficacia a las que están sometidos desde hace varios lustros sus ciudadanos por parte de las administraciones provincial y local.

En esa línea, un mismo intendente dos veces destituido y un municipio que está "clausurado" -por ese intendente- desde hace un mes; concejales democráticamente elegidos cuyos mandatos parecen subsumidos a las decisiones de la fuerza policial, que es la que efectivamente gobierna en el pueblo; una población de mil quinientos habitantes vulnerable y a la deriva y un gobierno provincial que decide no intervenir amparándose en la autonomía municipal son situaciones que hacen de la capital del departamento Catan Lil una sociedad peligrosamente próxima a la anomia.

No obstante, lo que en Las Coloradas ocurre se inscribe en y describe una cultura política y un modo de administrar la cosa pública harto extendidos, lamentablemente, en el suelo neuquino. Y, si no, basta recordar lo que ha sucedido en sitios tan disímiles como Villa Pehuenia, Covunco Abajo, Picún Leufú y Puente-Picún Leufú, entre otros.

El desenlace de esta preocupante situación muy probablemente sea de este modo: algún funcionario levantará el teléfono o "bajará" desde Neuquén justo antes de que la sangre llegue al Catan Lil, dará la orden de reabrir el municipio y, por último, trasladará a otros destinos a los hombres desgastados tras lidiar con el conflicto.

Si la situación logra así reencauzarse, Las Coloradas volverá a hacer eco en los oídos de unos pocos recién a principios del 2011, cuando llegue el momento de la planificación de las actividades proselitistas de la interna partidaria y las elecciones generales.

Por ello resulta por demás extenuante y complejo el ejercicio de ver el "vaso medio lleno" de la realidad provincial, tal como propone el gobernador Sapag.

Leandro Signorile

Licenciado en Ciencia Política

Investigador de la UBA

DNI 30.080.423

Zapala