Las pinturas de Kieron Williamson, un niño británico de 7 años, se cotizan a no menos de 1.000 euros cada una y ya hay una lista de espera de 680 personas que llegan al pueblo londinense de Holt para adquirir sus cuadros.
Las pinturas de Kieron Williamson, un niño británico de 7 años, se cotizan a no menos de 1.000 euros cada una y ya hay una lista de espera de 680 personas que llegan al pueblo londinense de Holt para adquirir sus cuadros.
Los compradores están sorprendidos por la calidad artística de sus obras, claramente superior a la destreza que le correspondería a un niño de su edad y por la sensibilidad que maneja sin tener una tradición plástica familiar, trascendió en el portal de noticias ABC.es.
Kieron pinta cerca de seis paisajes por semana "sólo cuando así lo desea", aseguraron sus padres, quienes no pretenden que la actividad emprendida por su hijo tenga más exigencias que la de un hobby.
En Inglaterra no hay precedentes sobre un fenómeno como el despertado por las obras de este niño que "no habla mucho, pregunta poco y sólo mira para aprender a pintar. A cada imagen que copia, le aplica su estilo", describe su maestro de arte Tony Garner.
Télam