El suizo Roger Federer sacó hoy pasaje para disputar la final del Abierto de tenis de Australia ante el británico Andy Murray, al demoler al francés Jo-Wilfried Tsonga por 6-2, 6-3 y 6-2, en apenas una hora y 28 minutos de juego.
El máximo favorito Federer buscará ahora su cuarto cetro en Melbourne Park ante Murray, vencedor el jueves del croata Marin Cilic en la restante semifinal y aún sin trofeos de Grand Slam en su vitrina.
El suizo fue campeón en el Abierto de Australia en 2004, 2006 y 2007, pero se quedó con un sabor amargo de boca en 2008, cuando cayó en semis frente al serbio Novak Djokovic, y el año pasado, cuando fue frenado por el español Rafael Nadal en la final.
En su camino hacia su decimosexto título de Grand Slam se levanta ahora el quinto preclasificado Murray, quien espera cortar una sequía de 74 años sin títulos de Grand Slam para Gran Bretaña, tras el conseguido por Fred Perry en Nueva York en 1936.
"Estoy muy feliz, a veces el rival juega exactamente como uno quiere. El principio del partido fue muy intenso, pero ante un top ten, si uno gana el primer set es un enorme bonus", afirmó Federer, quien ha disputado 18 de las últimas 19 finales de Grand Slam.
"Lo bueno de hoy es que no desperdicié energía. En realidad esperaba un partido bastante diferente, pero quizá fue uno de esos días que Jo necesitaba mucho el primer set", agregó el suizo con respecto a su rival, que venía de jugar dos batallas a cinco sets. "Tal vez tenía más fatiga mental que física".
El Rod Laver Arena fue testigo hoy de una nueva exhibición de Federer, que se metió en la final con un trámite sumario de sobre un Tsonga talentoso y voluntarioso, pero claramente un par de escalones por debajo del número uno del mundo, tanto a nivel mental como en calidad tenística.
El suizo se adelantó en el primer set con una volea deliciosa: aprovechó su tercera oportunidad de quiebre y se puso 3-1. En el último juego, esta vez apoyado en los errores no forzados de su rival, cada vez más frecuentes, Federer rompió para 6-2.
Como sucedería durante todo el match, cada tanto se daban intercambios largos, con subidas a la red y algunos globos, puntos en los que ambos mostraban sus recursos técnicos. Pero Federer en general ganaba dos de tres, cuando se trataba de ser agresivo.
El segundo set arrancó sin variaciones, con Federer manteniendo su saque y dejando a su rival en cero. Y el suizo, imperturbable con su servicio, esperó con paciencia de orfebre una nueva oportunidad de quiebre, que finalmente llegó en el sexto game, con una pelota larga, el enésimo error de Tsonga -cometió en total 27 fallas no forzadas-, y el consiguiente 4-2.
Así, casi sin transpirar, Federer quedó a tiro de victoria en el siguiente set. Y se encaminó rápido, al quebrar para 2-1 cuando Tsonga dejó un revés sencillo en la red.
Hacía rato ya que los espectadores rezongaban por lo bajo cuando el francés se equivocaba, ya resignados a que con un Federer a este nivel el precio de la entrada no redituaría en cuanto a minutos de partidos.
El suizo volvió a quebrar en el quinto juego y cerró la historia poco después con su servicio, después que Tsonga la tirara una vez más larga.
Ahora será el turno de Murray, en una final que entusiasma a todos en Melbourne, entre dos talentosos con varias batallas disputadas y un récord favorable al escocés de 6-4. Aunque la más recordada de ellas es la final del US Open 2008, un triunfo para el suizo del cual su oponente del domingo pretende tomarse revancha.
Télam