El gobierno intentó despegar ayer la salida del procurador del Tesoro, Osvaldo Guglielmino, un funcionario clave en el pleito con el Banco Central (BCRA) del fracaso de la estrategia judicial designada por el gobierno, de la que el funcionario estuvo al frente.
"Cada funcionario tiene su tiempo y su momento, nada es monocausal. No creo que (el desplazamiento) tenga que ver con este hecho puntual", planteó el ministro de Economía, Amado Boudou en declaraciones a radio Continental.
Aunque la razón oficial fue "motivos personales", trascendió que en realidad el alejamiento se debería al fuerte malestar del matrimonio Kirchner sobre la actuación del funcionario en el "caso Redrado", ya que era uno de los conductores de la frustrada ofensiva oficialista.
Pocas horas antes de renunciar había expuesto ante la comisión bicameral especial que debe emitir un consejo al Poder Ejecutivo para la remoción (ya consumada, en los hechos) de Martín Redrado.
En tanto, en el Boletín Oficial se publicaron los decretos por los que se aceptó la renuncia de Guglielmino y su reemplazo por Joaquín Da Rocha. En el primer caso, la norma, que lleva el número 147/2010 agradece al "funcionario renunciante los valiosos servicios prestados".
El gobierno le adjudicó a Guglielmino la responsabilidad por los fallos judiciales que echaron por tierra la estrategia oficial. La salida del jefe de los abogados del Estado provocó un nuevo cimbronazo en la cima del poder, en medio de la crisis política e institucional que ya lleva casi un mes.
En la Casa Rosada le achacan al ya ex funcionario haber caído en contradicciones durante esa presentación, que se mantiene en secreto. "No fue eficiente", sentenció la presidenta.