Miércoles 27 de Enero de 2010 > Sociedad
La "niña milagro" de Haití llama por teléfono y nadie responde
Sólo saben que se llama Jonata. Tiene tres años, dos hermanos y ha estado intentando hablarles por un celular de juguete.  Es lo único que llevaba consigo, colgado del cuello, cuando fue rescatada de los escombros seis días después del terremoto que devastó Haití el 12 de enero. Nadie responde a sus llamadas.

No se sabe quién es. No tiene apellido ni familia ni fecha de nacimiento. Casi no habla y nadie puede dar cuenta del lugar donde la encontraron, supuestamente "cascos azules" peruanos.

 

La pequeña ha ido pasando de mano en mano en un campamento de cooperantes internacionales cerca del aeropuerto de Puerto Príncipe. Los primeros que la cuidaron ya se fueron. Acabó su misión. Entonces les tocó a otros. Ahora está a cargo de Michelle Laporte, una canadiense que también está por partir.

 "La encontraron muy deshidratada después de seis días, sólo con un poco de dermatitis. Unos estudiantes de medicina la dejaron aquí. No había nadie vivo cuando la hallaron. Salió ilesa, pero está traumatizada", dice Laporte.

 

Jonata, con una camiseta blanca, una falda rosa y unas zapatillas amarillas que le regalaron, está sentada junto a una tienda de campaña con una bolsa llena de paletas (chupetines). Se entretiene quitándoles el envoltorio, una a una, y las pone sobre la falda.

 

 

"Sólo quiere comer golosinas y tomar Coca-Cola", relata Maeva González, una cooperante francesa. "La pobre está en un estado de shock. Pide por su mamá". Los cooperantes que la cuidan le dicen "la niña milagro". Piensan que lo mejor sería que alguien la adoptara.

 

Sin embargo, tanto el gobierno haitiano como el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) han descartado soluciones como esa porque en medio del caos que dejó el terremoto no se puede saber si los niños tienen o no familiares.

 "Cómo podemos saber si tiene familia en este lío", afirma Laporte. "Es una niña muy fuerte, tiene mucha voluntad, que yo creo que es lo que la mantuvo viva. Hay miles de familias deseando adoptar, pero es un problema logístico porque carece de papeles".

 

Encontrar a los padres parece una misión imposible. "¿Quién va a andar por la ciudad buscándolos? Necesita una familia, necesita estabilidad", señala la canadiense.

 

Ninguna autoridad en Haití puede ocuparse ahora de darle un pasado y un futuro a la pequeña. Apenas pueden hacerse cargo del presente: por todas partes hay escombros y gente angustiada tratando de salir adelante.

Laporte cree que Jonata va a terminar en un orfanato. "Es mejor que la adopte alguien ahora", asevera, y cuenta el caso de una mujer haitiana que tenía un hogar para húerfanos que se derrumbó, y ahora anda con 20 niños en la parte trasera de su camioneta buscando comida y agua de campamento en campamento.  (DPA)

 

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