BILBAO/SAN SEBASTIÁN (DPA).- Cinco presuntos miembros de ETA fueron detenidos en la madrugada de ayer en el País Vasco, en la primera gran operación de la Ertzaintza (la policía autónoma vasca) contra el grupo independentista armado desde la llegada del socialista Patxi López al gobierno de la región del norte de España.

Los cinco arrestados forman parte presuntamente de un grupo terrorista no fichado que habría quedado desarticulado con el golpe de ayer.

Las fuerzas de seguridad vinculan directamente a los detenidos, con edades entre los 29 y 40 años, con un ataque a una comisaría de Ertzaintza, con otro a las obras del tren de alta velocidad vasco y con la voladura de un repetidor de televisión.

Además, uno de los presuntos miembros de ETA, Ibon Iparaguirre Burgoa, de 36 años, está relacionado presuntamente con el asesinato de un militar en Cantabria, según fuentes de la lucha antiterrorista.

La lucha "va a continuar hasta que la banda terrorista ETA desista de su actitud criminal", manifestó en Madrid el presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que se congratuló por la operación contra el grupo armado. Es "un acto más de la fortaleza de la democracia" en la lucha contra el terrorismo, dijo. Las detenciones tuvieron lugar en Ondarroa, Mutriku, Deba y Gizaburuaga, cercanas entre sí y situadas en el límite entre las provincias de Vizcaya y Guipúzcoa. Tras los arrestos, la Ertzaintza llevó a cabo varios registros en el marco de una operación que continúa abierta.

En el registro del domicilio de Iparaguirre Burgoa, los agentes hallaron material explosivo para fabricar bombas lapa, cordón detonador y una arma, según fuentes de la lucha antiterrorista.

"No pararemos hasta acabar con el terrorismo y les seguiremos persiguiendo estén donde estén", manifestó por su parte el consejero del Interior del gobierno vasco, Rodolfo Ares. ETA "está más débil que nunca", aseguró, si bien advirtió de que "todavía tiene capacidad de matar".