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"Lucharon como héroes, dieron todo" | ||
ROCA (AR).- Después de 27 años de haber vivido en carne propia la pesadilla de la guerra, volvió a pisar aquellas islas tan lejanas y tan anheladas. Fue en el último viaje, cargado de familiares de soldados muertos en Malvinas, que partió de Río Gallegos y tocó suelo isleño, los últimos meses de 2009. Vicente Martínez Torrens, sacerdote y ex capellán en el conflicto, ex combatiente y casi roquense de cuna, cumplió su promesa y pudo regresar "sin entregar" su pasaporte a manos inglesas, para visitar y rezar por sus "compañeros caídos". Martínez Torrens (70), quien vivió casi toda su vida en Stefenelli, permaneció durante 75 días en el conflicto. Llegó para acompañar espiritualmente a los combatientes, en el frente de batalla y también en su muerte. Pudo revivir durante 7 horas esa parte de su historia en Malvinas. Lo cuenta en primera persona. "Cuando uno toca aquella tierra, después de haber vivido aquello, es un sentimiento indescriptible", dice el sacerdote, conmovido, a casi 30 años de lo ocurrido. "Porque los familiares tenían un objetivo, ir a buscar la tumba. Recuerdo una mamá que apenas llegamos, vio tantas cruces, porque hay 230, que ella no encontraba la de su hijo, daba vueltas y vueltas y en un momento, desesperada, grita en voz fuerte: ¡¿hijo, hijo, dónde estás?! Y ella dice que sintió como una voz, va y a pocos metros de ahí, encontró el mármol donde estaba el nombre de su hijo? Otros iban al monumento donde están los nombres, y otros papás ´adoptaron´ algunas tumbas, donde veían menos flores, como diciendo ´todos son mis hijos", cuenta Martínez Torrens. "¿Y yo? Para mí fue diferente. Me hablaba cada centímetro, cada metro, de todo lo que viví? y me llenó de recuerdos". "Fueron tantas cosas las que pasamos allá", relata, "a mí me ofrecieron ir, yo acepté el 2 de abril y el 3 a la mañana ya me fui para allá. Pasé los 75 días de conflicto haciendo de sostén religioso y también psicológico. Fui recibiendo los contingentes que venían, los acompañaba hasta el lugar designado, los puestos de defensa y después había que irlos sosteniendo, rezando, en las misas, en las charlas personales, confesiones?". Martínez Torrens nació en España "circunstancialmente", dice, "porque mi familia era de acá, mi abuelo era pionero en Stefenelli, se estableció en 1896". De hecho, estudió en el colegio San Miguel y la Escuela 38". "Creo que en Malvinas hay tres momentos, el de la recuperación de la isla, un momento de euforia, de optimismo; la segunda parte de la defensa de esa isla; y la tercera, el pos Malvinas, esa etapa que continúa, esa guerra que no ha finalizado". Prolijamente, Martínez Torrens llevaba una agenda diaria de todo lo que vivía en la isla y pudo recopilar "su historia" en un libro: "Dios en las trincheras". Asegura que el rol de la iglesia fue, en ese crucial momento, "acompañar al hombre, ya metido en el conflicto". Dice que los soldados "fueron héroes que dieron lo mejor de sí". Que "cuerpo a cuerpo y en combate aéreo fallecieron 326 entre unos 15 mil combatientes simultáneos. Entonces si nos referimos, no al dolor de un padre, una madre, el dolor de una vida que se pierde, si vamos al número de una guerra, de 15 mil, 326 no es tanto". Más adelante recuerda que además de esos 326, murieron otros 323 que iban en el Belgrano. Insiste en que toda guerra "es una lacra de la humanidad", pero dice que le duele cuando se habla del sinsentido de una guerra como la de Malvinas. "Los veteranos decimos que es la ´desmalvinización´", "ellos fueron para lograr la recuperación de nuestras tierras y siento que tiran abajo el ímpetu, el valor que pusieron esos muchachos, que en sí no eran ´chicos de la guerra´ porque lucharon como los mejores héroes de la patria". Finalizada la guerra, "además de la contención espiritual, psicológica, mi misión fue enterrar a los muertos. Entonces yo les prometía que volvería un día a estar con ellos, para rezar. Por eso hoy estoy satisfecho con mi viaje, porque pude hacerlo". | ||
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