| Ropa fabricada como se arma un bello edificio, en materiales nobles pero también pobres, reciclados: esa es la marca del brasileño Gustavo Lins, que presenta su colección este martes en los exclusivos desfiles de alta costura en París. En una entrevista con la AFP en su taller situado en Marais, uno de los barrios más viejos de París y ahora uno de los más chics, Lins muestra algunos de los trajes que forman parte de su colección primavera-verano 2010. "Esta colección resume toda mi trayectoria como modista", dijo Lins, el único latinoamericano que ha sido invitado a desfilar en las pasarelas de alta costura, junto con algunas de las históricas casas como Dior, Chanel, Vuitton, Givenchy, y otras más recientes, como Jean Paul Gaultier. Subrayando que su formación de arquitecto le hace concebir la ropa de otra manera, destacó el rigor del corte y las formas casi arquitectónicas de las piezas que forman su colección de alta costura, una prestigiosa denominación con una serie de exigencias, entre ellas que las creaciones tienen que ser acabadas a mano. "Como en la arquitectura, los detalles no son aparentes", explicó Lins, que señala que esta colección es resultado también de su experiencia en casas de moda europeas y japonesas, y de su amor por Brasil. "Me gradué de arquitecto en Brasil y luego estudié en Barcelona. Fue allí donde decidí cambiar la arquitectura por la moda", explicó señalando que en realidad, su interés por la costura surgió cuando, de joven, no le gustaba como le quedaba la ropa que compraba. "Con mi primer salario como arquitecto, que era bastante dinero, me compré un montón de ropa, de casas conocidas, caras. Pero no me gustaba como nada me quedaba. Luego fui donde un sastre, pero tampoco quedé contento. Así que empecé a aprender, para hacerme la ropa yo mismo", contó el creador a la AFP. "Estudié corte, diseño, confección, aprendiendo la construcción de un traje, estudiando sus formas, así como se estudian las formas de un edificio. También estudié los materiales, cómo caen en el cuerpo", agregó Lins. Cuando decidió consagrarse totalmente a la costura, viajó a París y trabajó de aprendiz en grandes casas de costura, como las francesas Luis Vuitton y Jean Paul Gaultier, y la japonesa Kenzo. También aprendió mucho con el creador británico John Galliano, que es el director artístico de la casa Dior, recuerda. "Con ellos aprendí el 'know-how'. aprendí cómo se hace una prenda de lujo". Cuenta que su pasión por Brasil lo ha llevado a explorar materiales que no suelen formar parte del vocablo de la alta costura, como pedazos de camisetas de fútbol --de su equipo favorito, el Minas Gerais-- o papel corrugado y cueros reciclados, que mezcla con los materiales más lujosos, como sedas, cachemiras y finas pieles. El brasileño mostró con orgullo unas sandalias que calzarán sus modelos. La parte de arriba es la popular sandalia bahiana, que se encuentra en cualquier mercado de Brasil y del mundo, por unos centavos, subraya. "No hay nada más popular que esta sandalia. Pero yo le he incorporado un alto talón de porcelana, que la transforma en una pieza única", se ufana Lins, que fue invitado hace tres años por primera vez a desfilar en las pasarelas parisinas por la Cámara Sindical de Alta Costura, que organiza los desfiles y establece los estrictos criterios para el título "casa de costura". "Es un gran honor. Siento que no sólo represento a Brasil, sino a toda América Latina", dijo. "Si todo va bien, en dos años me convertiré en miembro permanente del grupo de alta costura, donde ahora sólo hay diez casas", dijo, contando que su sueño es obtener financiamiento para establecer su marca y formar escuela en Brasil, y en toda América Latina. "Allá tenemos la creatividad, tenemos los materiales, pero no tenemos la técnica. Eso es lo que yo quiero enseñar", concluyó. | |