Controlar la presión sanguínea podría ser la mejor protección contra la demencia, según nuevas investigaciones médicas. Un grupo científico escaneó cerebros de sujetos para comprobar que la hipertensión provoca cierto tipo de cicatrices que se asocia a un desarrollo posterior del Alzheimer y otros tipos de demencia senil. Esas cicatrices pueden empezar a producirse a una edad mediana, décadas antes de que afloren los problemas de memoria. La evidencia es suficientemente fuerte como para que el Instituto Nacional de Salud de EE.UU. empiece pronto a enrolar a miles de pacientes de hipertensión en un estudio numeroso para determinar si un tratamiento enérgico protege mejor corazón y cerebro.
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