PUERTO SAN ANTONIO ESTE (ASA).- Hay lugares donde el tiempo parece detenerse. Y es posible sustraerse del entorno para prestar oídos sólo a la voz susurrante de la naturaleza, como si el mar inmenso desplegara su encanto únicamente para complacer a ese viajero qué, desandando los casi 60 kilómetros que separan Las Grutas de esas particulares playas, conseguirá tomar contacto con un paisaje tan inusual como pintoresco.
Es que al visitar la zona existen dos opciones, la que brinda esa calma que permite regodearse en la sensación de sentirse el privilegiado espectador del espectáculo natural, o la de entregarse al pensamiento lúdico de ser parte de ese movimiento que de manera febril se desarrolla muy cerca, en el sector de operaciones del Puerto.
Para llegar a estas playas hay que adentrarse en la pequeña villa pesquera, y acercarse al sector en el que está emplazada la terminal de servicios portuarios, ya que aunque está prohibido el ingreso de turistas debido a las normas de seguridad internacional actualmente en vigencia, a un lado y a otro del área de operaciones surgen caminos de acceso que permiten ingresar a los lugares aptos para el turismo.
En uno de los costados del inmenso muelle que parte en dos la costa, que en cada caso posee particularidades bien marcadas, existen playas en las que arena está oculta por un lecho de lisas y redondeadas piedras, que se mezclan con algunas conchillas conformando un collage en el que los colores de la tierra se funden con el blanco.
El musical crujido de esa alfombra fantástica acompaña el descenso hacia el mar, que es particularmente calmo y transparente en un sector que es el más elegido por los residentes permanentes de la villa portuaria.
En el lado opuesto, las conchillas´ son reemplazadas por el oro reluciente de la más fina arena.
Un poco más lejos, en ´Villarino´, una colonia de lobos marinos se adueña de la arena, y es usual apreciar la aparición rauda de alguna ballena que le aporta su encanto a un paisaje.
