La necesidad de la reforma constitucional en Río Negro se planteó en abstracto, sin hacer referencia a aspectos específicos y puntuales que fuera necesario reformar o propuestas concretas para analizar, lo que reveló superficialidad ya que se hablaba de reforma sin saber bien qué reformar.
Recientemente, miembros del Grupo Residencia dieron a conocer un borrador de propuesta de reforma. O, más bien, un listado o punteo de temas que revelan precariedad, falta de rigor analítico y, nuevamente, la impresión de no saber muy bien qué reformar, de forzar temas que ya existen en el ordenamiento legal o, peor aún, en algunos casos están sobre-legislados. En otros casos se trata de preceptos constitucionales ignorados (Consejo de Planificación y regionalización) y tampoco podía faltar la creación de nuevas estructuras administrativas (Cámara de Senadores).
Sin duda que se puede llevar a cabo una reforma constitucional, ya que hay artículos desactualizados. Pero el punto central pasa por situarnos en la realidad en la que vivimos y preguntarnos por las prioridades del presente. En este sentido, la modificación de artículos de la Constitución no constituye una prioridad de orden público. La supuesta insuficiencia normativa no fue ni es un obstáculo para resolver temas de índole social, económica o institucional.
El déficit crónico más evidente en la provincia se relaciona con la falta de estrategias de desarrollo que trasciendan la coyuntura de cada ciclo, postergando entonces la adopción de medidas y acciones de fondo. En consecuencia, las prioridades pasan por atender aspectos largamente postergados relacionados con el hábitat, la salud, la educación, la innovación y el ensanchamiento de la base productiva como precondición para el desarrollo social y humano; es decir, establecer e implementar planes y estrategias de gobierno capaces de mejorar, gradualmente, las condiciones de vida de la población.
Es precisamente este aspecto el que está ausente: el de la acción de gobierno en la atención de funciones básicas del Estado. En resumidas cuentas, el déficit en Río Negro no es normativo sino de gestión.
Por otro lado, la necesidad de la reforma surge en un contexto signado por un ajuste y reducción del presupuesto provincial de gastos y recursos (2009) por un lado y con la necesidad de contraer mayor endeudamiento para sostener la estructura generada por la misma administración que reclama la reforma, lo que demuestra que el círculo regresivo del endeudamiento está más vigoroso que nunca y goza de buena salud.
La necesidad de una reforma constitucional debe surgir como consecuencia de nuevos escenarios y exigencias que emerjan de procesos de cambios sociales. Pero en nuestro caso no existe tal proceso. En Río Negro la necesidad y oportunidad de modificar la Constitución se origina inicialmente desde un sector del oficialismo provincial para asegurarse supervivencia política. Y en tal sentido tampoco es ajeno al deseo de re- reelección del actual gobernador.
La Constitución vigente ofrece las herramientas necesarias para activar procesos de transformación socioeconómica, muchos de los cuales nunca se pusieron en práctica. En realidad, estamos frente a una situación en la que existen más artículos incumplidos que desactualizados.
Al respecto, es ilustrativo repasar el articulado de la Constitución vigente. Por caso, la Sección Undécima de la Segunda Parte, referida a Políticas Especiales de Estado, deja al descubierto el carácter de letra muerta, ya que los gobiernos que se sucedieron desde la reforma del 88 desatendieron lo que era y es uno de los aspectos centrales de las políticas de Estado: la planificación estratégica, la participación de actores públicos y privados y la regionalización (integración) de un territorio provincial tan extenso y vasto como el de Río Negro.
Es decir, el desafío presente se da en el plano de la acción de gobierno, en la implementación de políticas públicas eficaces en términos sociales, económicos e institucionales y capaces de superar las exigencias impuestas por la coyuntura y elevarse al rango de políticas de Estado.
Por eso es que los planteamientos de reforma constitucional, hechos en un escenario caracterizado por la complejidad y la incertidumbre, constituyen una evasión de la realidad. Una fuga hacia adelante. Es la expresión de una dirigencia política sólo capaz de pensarse a sí misma, ajena a las expectativas ciudadanas y a las demandas sociales. "Primero nosotros, con el resto vemos qué hacemos".
Por todo esto, sería más constructivo que el mismo empeño y la misma perseverancia que ponen en la agenda política relacionada con sobrevivir en las mejores condiciones los pusieran en la gestación e implementación de políticas públicas.
LUIS BARDEGGIA
(*) Legislador del Foro Rionegrino