NEUQUÉN (AN) - Con la seguridad de las presas no hay vueltas: cuando un instrumento indica una falla y otro aparato lo corrobora, deben tomarse medidas.
El colapso de una presa no es una fantasía porque ha ocurrido y hasta en países muy desarrollados. De todos modos, las nuevas tecnologías y el desarrollo del conocimiento permitieron reducir la estadística notablemente.
Los cientos de miles de personas que residen aguas abajo de las presas de la región deberían vivir con la certeza de que una catástrofe de este tipo es posible y prepararse para ello, pero en general casi no se repara en esta circunstancia.
El poder de embalse de estas obras es enorme. Pueden frenar una cantidad de agua difícil de escribir: 80 billones de litros (una cifra que tiene trece ceros).
Casi 20.000 personas murieron en todo el mundo como consecuencia de la rotura de presas en los últimos dos siglos, según la estadística que se toma a nivel internacional.
No siempre la antigüedad de una presa tiene relación directa con la posibilidad de colapso. De hecho, en Tailandia hay una obra que data de 543 antes de Cristo y que sigue en funcionamiento.
En España, las presas Cornalbo (que tiene una altura de 19 metros) y Prosperina (24 metros), están en operación, 2.100 años después de su construcción.
El Chocón
El Chocón, por caso, debió ser reparado porque la fundación (porción del terreno donde se asienta la presa) tenía fallas y fue necesario reparar lo que se denomina "cortina de inyección".
La obra de refacción de El Chocón finalizó hace apenas siete años, ya cuando la central estaba en manos de una empresa privada, que invirtió unos 15.000.000 de dólares en esa tarea.
El Chocón es ahora una de las presas más seguras del mundo porque por debajo de la obra se construyó un túnel que corre de un estribo a otro por debajo de la fundación, que sirvió para la reparación y ahora para su auscultación.