La opinión generalizada en los medios periodísticos es que el presidente electo chileno, Sebastián Piñera, será una versión latinoamericana del polémico primer ministro italiano Silvio Berlusconi: ambos son magnates convertidos en políticos centroderechistas que ganaron elecciones, en parte, gracias a sus imperios mediáticos y sus equipos de fútbol.
¿Pero se convertirá Piñera en "nuestro Berlusconi", como ya lo llaman algunos?
De hecho, existen cinco poderosas razones por las que es improbable que Piñera termine como el líder italiano -un blanco constante de escándalos políticos, comerciales y sexuales- y una razón menos plausible por la que podría convertirse en un personaje igualmente polémico.
Empecemos por las diferencias.
En primer lugar, Piñera tiene una base académica mucho más sólida que el primer ministro italiano y -de hecho- que la mayoría de los líderes mundiales. Se graduó en el primer puesto de su promoción de Ingeniería Comercial en la prestigiosa Universidad Católica de Chile y luego obtuvo un doctorado en Economía en la Universidad de Harvard. Se trata de una formación académica difícilmente superable y mucho más profunda que los cursos, de un año de duración, que muchos políticos latinoamericanos hacen en Harvard para poder poner el nombre de esa alta casa de estudios en sus hojas de vida.
Tras lograr su doctorado con una tesis sobre la economía de la educación en los países en desarrollo, Piñera enseñó economía en Harvard y luego en cuatro universidades chilenas durante dieciséis años, mientras construía su imperio empresarial. En comparación, Berlusconi se graduó de abogado, escribió su tesis sobre los aspectos legales de la publicidad y nunca más volvió al ámbito académico.
En segundo lugar, Piñera tiene mucho más experiencia política de la que tenía Berlusconi en el momento en que se convirtió en primer ministro. El presidente electo chileno fue senador desde 1990 hasta 1998, iniciando su carrera política dos décadas antes de ganar la presidencia. En comparación, el mandatario italiano se presentó como candidato a primer ministro "antipolítico" en 1994, prácticamente sin antecedentes en cargos públicos, y ganó.
En tercer lugar, la carrera empresarial de Piñera ha sido mucho menos polémica que la de Berlusconi. Mientras este último ha enfrentado acusaciones de estar vinculado con la mafia, de fraude impositivo y de corrupción -el 5 de julio del 2008 admitió: "Soy la persona que ha batido todos los récords de juicios en su contra en toda la historia de la humanidad"-, la carrera empresarial de Piñera ha sido mucho más tranquila.
El presidente electo chileno tiene el mérito, entre otros, de haber convertido a LAN Chile en una de las más grandes y tal vez mejores líneas aéreas del continente americano.
En cuarto lugar, Piñera ha estado casado durante 36 años, tiene cuatro hijos y es conocido como un hombre de familia. En comparación, Berlusconi se divorció dos veces y ha estado en el centro de una seguidilla de escándalos sexuales, el más reciente de los cuales involucró a jovencitas de un servicio de acompañantes que el año pasado fueron invitadas a sus fiestas privadas en su mansión de vacaciones en Cerdeña.
ANDRES OPPENHEIMER
(*) Analista internacional