El país sigue siendo un gran gallinero. Y para colmo tan revuelto que DNU (decretos de necesidad y urgencia) de la presidenta para llevar tranquilidad a los acreedores externos desataron una crisis institucional y acusaciones sobre conspiraciones siniestras desde cada ciudadela política.
Empezó con la desobediencia del titular del Banco Central a una orden de Cristina Fernández. Siguió con la expulsión de Martín Redrado y su férrea resistencia. Continuó con un conflicto entre los tres poderes. Y -con un final incierto- derivó en la imposibilidad de habilitar (para garantizar el canje de la deuda externa) el Fondo del Bicentenario por casi 6.600 millones de dólares hasta que no se expida el Congreso, en su nueva conformación surgida de las elecciones del 28 de junio pasado.
Festejó la oposición haber frenado judicialmente el "avasallamiento" del Ejecutivo y se resignó el gobierno, dando por descontado que Redrado "está afuera", a seguir la pelea para defender su modelo económico en las sesiones ordinarias del Parlamento, a iniciarse el 1 de marzo.
Significativa en tal sentido será la derivación de la maltrecha relación entre Cristina y el vicepresidente Julio Cobos. Se registró un pico de agravamiento cuando la presidenta postergó su viaje a China -el segundo socio comercial de la Argentina- por desconfiar de lo que fuera a hacer el mendocino en su ausencia. Cobos supo ser el líder de los radicales K, aunque se divorció muy rápido de Cristina tras su voto "no positivo" que hizo caer la resolución 125 de retenciones a la soja.
Ahora, el vicepresidente -que tendió fuertes lazos (en algunos casos nudos) con la nueva conducción de la UCR encabezada por su comprovinciano Ernesto Sanz- tiene que hacer malabares para demostrar que no es desleal ni está animado solamente por sus ambiciones para el 2011. Las encuestas hoy lo miman por su equilibrio y proclividad al diálogo, aunque falta mucho para las instancias definitivas y eso genera resquemores entre sus potenciales competidores. "Lilita" Carrió es despiadada con él y Mauricio Macri, de PRO, también le demanda que termine con su "dualidad".
Ante el pedido de la presidenta de que convoque el martes a las 10 a la bicameral que dará un consejo no vinculante sobre el DNU de destitución de Redrado, Cobos respondió convocando con celeridad, a sabiendas de que a partir de ese momento tendrá otra prueba de fuego.
Cobos tiene problemas con sus correligionarios y sus eventuales compañeros de ruta.
"La UCR lo necesita, si no lo partiría en 20.000 pedazos. Sabe que no puede llegar al gobierno sin Cobos y éste es consciente de que sin el radicalismo no será presidente", confió a este diario un asesor permanente del vice. Dijo además que hay muchas instancias "fronterizas" y admitió que el mendocino recién ahora está organizando y asignando tareas a su propia tropa. "Es muy desconfiado", reveló.
En el radicalismo algunos lo apuran para que renuncie, pero él contestó que dilatará cualquier determinación y que está más inclinado a pedir licencia recién cuando consolide su jefatura partidaria y se dedique de lleno a la campaña.
Un diputado de PRO cercano a Macri deslizó a "Río Negro" que hay una suerte de entendimiento entre el gobierno y la UCR para "levantar la figura de Cobos" con el objetivo de reconstruir el bipartidismo. En apoyo de su teoría, señaló la reforma política.
"Lilita" Carrió va más lejos. En privado hace referencia a un contacto entre el ministro Julio de Vido y el principal operador cobista, el ex ministro del Interior Enrique "Coti" Nosiglia. El propósito sería destrabar el actual entuerto institucional y habilitar en marzo el uso de las reservas.
Hay radicales -se menciona entre otros al economista Marcelo Kiguel- que buscarían un acuerdo con la Rosada porque asesorarían a tenedores de bonos que participarán del canje, junto con banqueros de la entidad presidida por Jorge Brito. En el gobierno están furiosos con algunos jueces del ámbito contencioso administrativo. "Funciona el partido judicial", denunció el senador Miguel Pichetto, uno de los principales escuderos de Cristina, que no se cansa de repetir que a través de estas sentencias "se invade" al Ejecutivo y se afectan intereses nacionales.
El ejemplo de madura cordialidad en Chile entre la derecha del empresario Sebastián Piñera y la perdidosa Concertación de izquierda de Eduardo Frei provoca envidia en la Argentina. Aquí las rivalidades hacen aflorar los peores sentimientos, mientras se bifurcan peligrosamente los caminos para resolver los problemas de la pobreza, la desocupación y la inseguridad.