Nuevo año, problemas viejos. La merma del préstamo bancario acelerará la cruzada de Río Negro al gobierno nacional por más asistencias. No son malas crónicas, son asuntos por atender. Análogos trajines tiene el PJ con sus conflictos domésticos.
En su demanda bancaria, Hacienda sólo recolectó 111 de los 200 millones de pesos pretendidos. Esa diferencia tornará el mes de marzo en un vacío financiero neurálgico. Otra vez la estrechez.
Hay otros cargos ligados a la Nación. La mayoría de las obras públicas depende del Estado nacional. Casi 950 millones se ejecutaron el año pasado y las partidas para el 2010 superan los 1.000 millones, centradas en la continuidad de las rutas 22 y 23.
El 2009 fue un año positivo en la recuperación de planes habitacionales. En el 2008 se construyó por 217 millones y en el último ejercicio se ascendió a 335 millones, un 54% más. Un informe del IPPV reconoce que nueve de cada diez viviendas que se construyen tienen su origen en aportes federales.
Además, la Nación ensanchó sus canales y asignó obras directas a los municipios. Godoy, Villa Regina, Cervantes y Fernández Oro tienen sus planes. Otros municipios tramitan adjudicaciones. El desorden en los envíos de Nación y la imposibilidad comunal de compensar esos atrasos presagian inconvenientes en su ejecución. Por ahora los intendentes disponen y administran sus programas de viviendas.
Las provincias continúan perdiendo en el reparto y sigue irresuelta la revisión de la distribución de la coparticipación. Hay respiros temporarios por variaciones circunstanciales, como el aumento de las transferencias en el inicio del año. (Ver nota en la página 8)
En lo estructural nada alternó la histórica ecuación. Con sus recursos, la gestión de Saiz eligió priorizar el crecimiento -sin criterio ni juicio- de la masa personal o de los servicios "tercerizados". Hoy necesita de los Kirchner hasta para pagar los sueldos.
La carencia de políticas conciliadas se delata cuando la infraestructura financiada por Nación o por entes internacionales se transforma en grandilocuente frente al pobre sostén que la provincia contrapone en recursos humanos capacitados y en equipamiento. Ese despropósito es palpable en la situación hospitalaria.
Fuerte desequilibrio y sólida sujeción. Por dependencia financiera y por continuidad de sus obras, Río Negro está -cada vez más- sujeta a los amores y enconos del gobierno de Cristina Fernández. La fidelidad al kirchnerismo de Saiz y de Pichetto son prácticas individuales, pero igual convergen en las acciones de Nación en la provincia. La visita presidencial a Bariloche renovó ese resultado.
Ambos oyeron a los empresarios turísticos agradecerle a la mandataria por los aportes a la ciudad andina en la difícil temporada anterior y, además, reclamarle por los dineros para construir el Centro de Convenciones. Muchos presentes en esa conversación, salvo el ministro de Turismo Omar Contreras (que asistió a los otros actos).
Esta ausencia es simbólica y real. Por una u otra razón, ese quehacer provincial es inexistente. Saiz -que mañana retoma la faena gubernamental- se regocijó en el Invap con la cercanía institucional de la presidenta y, después, Pichetto capturó un plano político al llevarla al Alto de Bariloche para la inauguración de una oficina del PAMI que inicialmente no incluía el programa. Así, el gobierno nacional pendula entre ambos aliados.
Carlos Soria también estuvo y llegó con un objetivo claro. Adhirió al férreo respaldo al gobierno nacional hasta el 2011. Se explicitó en una asamblea dirigencial del PJ. El jefe roquense no quiere engrosar su nómina de enemigos públicos y corrigió su proclamado distanciamiento K. "Yo sólo dije que no necesitaba de Nación para ganar", explicó. Su marcha, aun cáustica, es precisa. "Yo soy candidato desde que encabecé la lista partidaria. Decía Soria 2011", recuerda. No hay dudas de su aspiración, que forja desde su sólido gobierno en Roca.
Pichetto y Soria hablaron en Bariloche. Resucitaron palabras para evitar agresiones y sostener la unidad. Perseverar por decisiones que sirvan para zanjar, sin conflictos, las candidaturas. Un pasaje que todavía desconocen.
La espera atañe al senador. Días atrás Néstor Kirchner entusiasmó a Pichetto cuando sombreó un cuadro nacional, despreciando los índices de imagen frente a los registros de intención de voto. Este guarismo no es tan censor al ex presidente como aquél. El rionegrino conceptúa parecida impresión para su figura en Río Negro. Las encuestas conocidas ubican a Soria con ventaja frente a los potenciales candidatos radicales y justicialistas. Pichetto estima que las candidaturas del PJ se deberán resolver en el último trimestre. Aguarda para entonces que el gobierno K se fortalezca políticamente y así se robustezca su postulación.
Aquel contrato de paz caerá en arena peligrosa cuando en febrero el bloque discuta su conducción. La continuidad de Carlos Peralta está comprometida y, por los números, el reemplazo recaería en Ademar Rodríguez.
¿Habrá reacciones exógenas a la bancada? Pichetto promete no meterse. Soria le resta importancia al debate, pero descansa en que se sostendrá el proceso de Peralta. ¿Soportará esa indiferencia si -como se advierte- el presidente es reemplazado?
Ahí radica la primera gran aventura para el reiterado mandato en Bariloche: "el PJ no tendrá proyecto viable para el 2011 si hay división". Ardua tarea. Soria detecta además el proceso de su sucesión en Roca. La lista es extensa y Peralta reflotó su aspiración municipal. El intendente descansa en otro ascenso: el de Luis Bartorelli, el actual presidente del Concejo Deliberante.
Vuelven los retos a la convivencia justicialista. Regresan las contingencias que deberá enfrentar el gobierno provincial. Los rionegrinos miran a todos.