VIEDMA (AV).- El sol está en lo alto. Las familias abordan -utilizando el muelle de la capital provincial- el catamarán Currú Leuvú II. Muchos otros se refrescan en las aguas de río Negro o disfrutan con amigos del sol bajo los sauces de la costanera.
Los tripulantes de esa embarcación se aprontan para cumplir una nueva de las tantas incursiones aguas arriba que ofrece esta propuesta turística.
De jueves a domingo, esta noble nave zarpa a las 17. Abre sus puertas a turistas y vecinos. Remonta el curso del río Negro para descubrir un mundo de naturaleza viva e insospechada.
Durante 1 hora 40 minutos, ambas riberas arrojan secretos y lugares de maravillosa frescura. Se trata de una perspectiva particular.
Al pasar por debajo del puente Basilio Villarino o "Puente Nuevo", el Currú Leuvú avanza hacia una serie de islas inmediatas.
Del lado de Patagones se aprecian paradores y balnearios, en donde también se ofrece todo tipo de deportes acuáticos. Mientras niños y adultos sacan fotos desde la cubierta superior y saludan a los ribereños, el catamarán cruza a una embarcación menor -con motor fuera de borda- que tira a un gomón, con una persona arriba.
Cuando no es un gomón, lo que llevan son esquies o tablas que aprovechan las olas que genera el casco y hacen piruetas y saltos. También no es raro ver canoas y grupos de chicos en botes, recorriendo los vericuetos del estuario.
A las virtudes de la misma navegación, se le agregan un servicio de confitería a bordo y un guía turístico, que va relatando en alta voz la historia del barco, los lugares y paisajes que se aprecian en el trayecto.
El sol abarca todo con sus rayos y el catamarán avanza inmutable a todo, con su carga de turistas y curiosos. Al timón va un marinero de cuna. Su nombre es Fernando Oscar Campisi.
Navega las aguas del río desde antes de nacer. "Navego desde que nací. Estaba la panza de mi mamá y ya navegaba", relata el capitán. Hace siete años que Campisi recibió del municipio el comodato para explotar la embarcación.
El Currú Leuvú tiene una capacidad de 150 pasajeros y puede navegar a una velocidad de 7 u 8 nudos. Tiene 20 metros de eslora y seis de manga, cuenta con una cabina cerrada con ventanas panorámicas, servicio de bar, sanitarios y una cubierta superior al aire libre.
El catamarán "Currú Leuvú" ("río negro" en lengua mapuche) fue adquirido en un astillero de Buenos Aires en 1975 por el gobierno de Río Negro, y transferido a la jurisdicción municipal de Viedma en 1980. Lleva décadas realizando excursiones. La recorrida tiene un precio de $30 para adultos y $10 para menores.
"Cuando hay mucha agua vamos río arriba, si hay poca agua vamos hasta el náutico Comandante Luis Piedra Buena. El recorrido muestra el hermoso río que tenemos y la zona de islas. Este es un viaje de lo más seguro, por las características de la embarcación, además de ser muy reconfortante para la vista. Mucha gente, cuando termina el recorrido, aplaude y nos felicitan por lo que les mostramos", comenta Campisi.