CIPOLLETTI (AC).- Graves problemas a los vecinos y a instituciones -como el hospital Pedro Moguillansky- produce la discontinuidad y las idas y vueltas de la obra de asfaltado de la calle Venezuela, una de las que marcan la frontera sur del nosocomio y por la que precisamente ingresan ambulancias y vehículos a los sectores clave de Emergencias y al Servicio de Guardia.
Ayer, dos enormes montículos impedían el paso hacia los dos elementales servicios, por lo que los heridos y gente con problemas graves de salud debían ser ingresados por la calle Arenales o directamente por el acceso de Naciones Unidas, ninguno de los dos apto para que el traslado termine justo en la puerta de Guardias y Emergencias, y posibilite una atención más rápida.
La calle Venezuela corre de oeste a este, paralela al hospital y al cementerio aledaño, y es una arteria clave, por el tránsito de todo tipo de rodados. Los trabajos previos al asfaltado comenzaron hace unos cinco meses, con mediciones, y posteriores movimientos de tierra.
Están a cargo de la empresa Quidel, la misma que tiene bajo su órbita la construcción de los 3.500 m de ampliación de la Ruta 22, y que ha motivado quejas de usuarios y del empresariado por los problemas que acarrea la obra. Quidel está bajo la responsabilidad operativa del Occovi (organismo de control de concesiones viales) y depende de Nación.
El municipio sólo controla y ayer el secretario de Obras Públicas, Jorge Barragán, reconoció esa responsabilidad en la calle Venezuela y también dijo que por una oportuna intervención de su área hicieron que se modifique el cordón cuneta porque tenía una mala nivelación que luego iba a influir en el asfaltado, y obviamente esa obra se está haciendo de nuevo.
Lo cierto es que en la calle Venezuela, desde Naciones Unidas y por siete cuadras al este, los trabajos de asfaltado están a medio camino.